Estamos deseando dejar atrás el frío y sumergirnos en una primavera que no parece llegar nunca, pero por suerte Jorge Rey tiene buenas noticias. El meteorólogo más famoso de Instagram ya ha acertado en otras predicciones, entre ellas el reciente temporal invernal y otros cambios bruscos de temperatura; tampoco duda en anunciar cómo va a ser el verano de 2023. Frente a los temores de que el clima invernal dure hasta bien entrado abril, Jorge quiere tranquilizarnos con lo que nos espera dentro de muy poco, y vaticina la llegada de grandes lluvias a la península, que vendrían acompañadas de una notable subida del termómetro.
A raíz de su éxito al predecir la borrasca Filomena en 2021, Jorge Rey se ha convertido en una celebridad de la meteorología y el especialista más joven de esta materia en nuestro país. Este adolescente no recurre a la observación vía satélite o los modelos informáticos, sino que se sirve de las cabañuelas, un método basado en la contemplación de la naturaleza y los primeros días de agosto. Los resultados han sido asombrosos, y Rey acumula un acierto tras otro en sus vaticinios del tiempo, los cuales publica en su página web y sus redes sociales. Ahora el burgalés nos trae un nuevo pronóstico para la segunda semana de marzo, donde además de las necesarias lluvias incluye temperaturas más cálidas que anticipan la primera. ¿Quieres conocer todos los detalles? Te lo contamos todo aquí.
3JORGE REY ANTICIPÓ LA BORRASCA FILOMENA
Como si fuese un regalo de los Reyes Magos, el 6 de enero de 2021 llegaba a España la borrasca Filomena, entrando por las Islas Canarias con efectos devastadores. Hubo ráfagas de viento de hasta 80 km/h, así como grandes inundaciones y un manto de nieve que colapsó ciudades como Madrid. En agosto del año anterior Jorge Rey usó las cabañuelas para predecir “nevadas intensas y frío” en el mes de enero, si bien su vaticinio se dirigió a la segunda quincena de enero, cuando Filomena ya había remitido. El acierto del joven meteorólogo lo encumbró como persona mediática, pero desde la comunidad científica no valoran su esfuerzo, pues argumentan que la meteorología usa ecuaciones complejas que se calculan con superordenadores y no son compatibles con las cabañuelas.