El nombre de Tidal es considerablemente menos conocido que el de Spotify. Tiene sentido, cuando en 2014 la aplicación vio la luz empujada por figuras como Beyoncé, Tame Impala, Jay-Z, Jack White y Kanye West antes de la locura. La idea era, por un lado, tener un servicio de streaming que diera un sonido más fiel de las grabaciones que el de Spotify y segundo que el mismo sirviera para que los artistas ganaran más dinero por las reproducciones que en la plataforma sueca.
No obstante, aunque ha ido aumentando poco a poco su base de usuarios, el servicio nunca había podido competir realmente con el gigante musical. Los motivos eran dos: el catálogo más pequeño y su precio bastante elevado, 20 euros mensuales por el uso de la cuenta. Sin embargo, ahora la cuenta cuesta 9,99 euros es decir lo mismo que la de Spotify que además tiene ya meses amenazando con subir el precio base de la cuenta.
Es una buena noticia para los usuarios con tendencias ‘audiófilas’, que tienen ahora una aplicación que reproduce las grabaciones de forma más fidedigna, y para los artistas, que ven en una nueva aplicación accesible y que paga bastante más que Spotify por reproducción. Sin embargo, queda por ver cuál será la reacción del público de a pie.
Es que es posible que Spotify este ya demasiado incrustado en el día a día de la mayoría de las personas. En la práctica son muy pocos usuarios preocupados realmente por la fidelidad, o lo que cobran los artistas, a la hora de definir un servicio, y el servicio fundado por ‘Los Carter’ aún tiene que hacer mucho para ser conocido entre el usuario común, a eso se suma que los suecos siguen teniendo su versión gratuita con anuncios, perfecta para captar nuevos usuarios.
LAS DIFICULTADES PARA HACER CRECER EL CATÁLOGO DE TIDAL
Pero, como ya se mencionó. el otro problema de competencia entre ambos es el tamaño de su catálogo. Mientras que Tidal presume de más de 80 millones de canciones el catálogo de Spotify supera los 100 millones -y aumentando-, a lo que se le suman los nuevos métodos para que los artistas independientes puedan agregar sus propias canciones a la plataforma.
En un principio había una ventaja para el servicio norteamericano, los artistas que eran parte de ese ‘comité fundador’ solían publicar sus discos de forma exclusiva en el mismo, al menos por un tiempo. Fue el caso de ‘Life of Pablo’ de Kanye West en 2016 y el disco ‘Lemonade’ de Beyoncé el mismo año, con lo que esperaban atraer a sus fanáticos más acérrimos, esos que no pueden esperar ni dos semanas para escuchar el nuevo disco, a la aplicación.
Ahora bien, por un tema tan simple como las diferencia en el tamaño de las bases de usuarios, tuvieron que detener era iniciativa. Tampoco es como si Tidal estuviese libre de criticas, de hecho West se retiró del servicio en 2018 argumentando morosidad, aunque nadie decidió hacerle caso porque sucedió cuando empezó a perder la cabeza.
BEYONCÉ Y COMPAÑÍA DAN UN PRIMER PASO PARA FACILITAR LA ACCESIBILIDAD DE TIDAL
Más allá de este primer paso para la aplicación es importante facilitar la interfaz de usuario de la misma. Al estar pensada para melómanos la misma no es la más fácil de usar, y le faltan algunas opciones más llevaderas de recomendaciones (no tiene por ejemplo un equivalente a la famosa lista de ‘descubrimiento semanal’) y en general ser más llevadera para el día a día de los usuarios.
Pero pareciera que este cambio de precio es justamente un primer paso en esta dirección. Hasta hace poco todo indicaba que los fundadores y propietarios estaban felices con su «pequeño» espacio del mercado. Sin embargo, el esfuerzo desde 2020 para entrar a más países, está disponible en unos 61 y sus campañas de descuentos actuales cada tres meses parecen apuntar a una nueva estrategia. Lo cierto es que además la app tiene la ventaja de tener unos dueños con bolsillos casi infinitos detrás no es casual que no aparezca entre los grandes titulares de despidos del mundo tecnológico de los últimos meses.
COMPETENCIA: UNA BUENA NOTICIA PARA LA INDUSTRIA
Más allá de los detalles el crecimiento de Tidal es una buena noticia para la industria. Más allá de que crezcan o no los bolsillos de Beyoncé y Jay-Z es importante que haya más opciones, en especial porque tanto para el streaming como para los conciertos por momentos parece que la música fuese un negocio manejado tan solo por un par de monopolios bastante despiadados.
Por tanto, vale la pena seguir de cerca el nuevo intento de crecimiento de la empresa de streaming. Cualquier opción que pueda plantarle cara a la empresa de Daniel Ek puede ser muy valiosa no solo para los fanáticos sino en especial para los artistas.