sábado, 23 noviembre 2024

Volkswagen y Seat buscan en Sánchez el apoyo para suavizar la norma Euro 7

La normativa Euro 7, tal y como está tramitada, supone una barrera competitiva para Volkswagen y Seat, así como el resto de automovilísticas europeas. La redacción de este texto estipula la reducción de emisiones de NOx en un 25% para los vehículos diésel, así como la prohibición de fabricar vehículos de combustión a partir de 2035 en la Eurozona.

Los fabricantes, como Volkswagen y Seat, así como Stenllantis, consideran que la transición hacia el vehículo eléctrico no se está realizando de forma organizada. Y es que, España ha empezado a hacer la casa por el tejado en esta electrificación en el sector del automóvil. Las ventas de coches eléctricos, descontando los híbridos enchufables, han cerrado el pasado mes de enero con un total de 3.061 unidades, un 72,3% más en tasa interanual. La cuota de mercado aún es muy baja, apenas el 4,77% del total de vehículos vendidos, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).

España se sitúa en el furgón de cola de toda la UE en puntos de carga para el vehículo eléctrico

El motivo es que no existe infraestructura de carga. «España se sitúa en el furgón de cola de toda la UE en puntos de carga para el vehículo eléctrico», han sostenido fuentes del sector a MERCA2. Y es que, las electrolineras no se están instalando en la proporción esperada debido a las barreras para poder ubicar los denominados puntos de evacuación de electricidad, que dependen directamente de las empresas eléctricas que gestionan la red. Hay otros factores que explican la lenta implantación del vehículo eléctrico.

LOS RETOS DEL COCHE ELÉCTRICO: LA CASA POR EL TEJADO

Por un lado, la transición está diseñada únicamente para la movilidad urbana y para un número muy reducido de personas. Las familias numerosas se han quedado sin solución de movilidad con este tipo de vehículos. Además, se ha adaptado la movilidad urbana al ‘carsharing’, el alquiler de vehículos, ante la falta de interés de los jóvenes por tener un coche propio. Por otro lado, los fabricantes continúan con problemas en la cadena de suministro, un contratiempo que dura desde mediados de 2021 y que se esperaba que se solventara a finales del pasado año. Sin embargo, los componentes continúan sin llegar y los ERTE y ERE continúan siendo la tónica en las líneas de producción.

Wayne Griffiths, presidente de Seat y Cupra
Wayne Griffiths, presidente de Seat y Cupra

Con todo, las empresas automovilísticas disminuyen sus ventas. Para tratar de obtener una mayor rentabilidad con una menor producción tan sólo es posible hacerlo mediante una subida de precios, una decisión que aleja aún más a hogares y empresas debido a los estragos de la inflación y subidas constantes de los tipos de interés; y también a los fuertes retrasos en las entregas, que continúan siendo de meses.

Otro de los problemas al que se enfrenta el vehículo eléctrico se centra en la fiabilidad de las baterías. Las navieras y aseguradoras se están negando a transportar este tipo de mercancías debido a los incendios provocados en los contenedores. Uno de los accidentes más sonados ocurrió en febrero del pasado año. El Felicity Ace, con 4.000 vehículos a bordo, se incendió y navegó a la deriva hasta que se hundió. La carga estaba valorada en cerca de 250 millones de euros, la mayor parte correspondió a vehículos de lujo. Desde entonces, algunas empresas dedicadas al tráfico de mercancías marítimas exigen unos requisitos, como la descarga total de la batería, para evitar accidentes.

VOLKSWAGEN INSISTE EN LAS AYUDAS EUROPEAS

Con este escenario, las empresas automovilísticas tratan de suavizar lo máximo posible las nuevas normativas, aunque la Unión Europea prohibirá la fabricación de vehículos de combustión dentro de 12 años. Desde que se fijó este objetivo, las firmas tratan de adecuar la normativa a sus propias estrategias y España será un actor imprescindible a partir de julio, cuando tome la Presidencia de la UE.

La presión sobre el Ejecutivo será máxima según se acerque la fecha, más después del estrepitoso fracaso del PERTE del vehículo eléctrico conectado. En un inicio, se esperaba una inversión de 11.855 millones de euros y terminó siendo de apenas 877,2 millones. La expectativa inicial pasaba por movilizar un euro público por cada cuatro de inversión privada, pero nada más lejos. Las ayudas europeas no se pudieron materializar por la alta burocracia, requisitos a las propias empresas y el tiempo de ejecución, que establecía un horizonte de inversión a 2026 y que se negocia para poder extenderlo hasta 2028.

Con este escenario se ha reunido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume, y el presidente de Seat y de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), Wayne Griffiths. Ambos le han explicado el proyecto ‘Future: Fast Forward’, en el cual participan 52 empresas y con el que se prevén unos 10.000 millones de euros en inversiones. Pero necesitan más ayudas públicas para poder llevarlo a cabo en tiempo y forma.

PREOCUPACIÓN POR LA FALTA DE ELECTROLINERAS

También han mostrado su preocupación por la práctica ausencia de puntos de recarga para poder implantar el vehículo eléctrico, una de las preocupaciones de los consumidores y hogares a la hora de decantarse por esta solución de movilidad que no termina de arrancar en España.

A juicio de Blume, Europa necesita una política industrial «más competitiva» y para ello hay que rebajar los duros requisitos de la normativa Euro 7. En este sentido, los fabricantes extranjeros tendrían más fácil la entrada en el mercado europeo frente a los fabricantes propios.

Además, el grupo alemán y la compañía española han puesto el énfasis en la autonomía energética de Europa, más dependiente de EE UU ahora debido a la invasión de Rusia a Ucrania; así como en el suministro de materias primas y componentes.

VOLKSWAGEN Y UNA INVERSIÓN DE 10.000 M€

Además, la agrupación empresarial ‘Future: Fast Forward’, liderada por Volkswagen y Seat, movilizará 10.000 millones de euros en inversiones, tendrá un impacto de 145.000 empleos en la industria del automóvil entre puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos y, además, generará 2.400 millones de euros en impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social, según los datos expuestos por Griffiths.

Junto con el Gobierno español, estamos preparados para transformar España en un ‘hub’ europeo de movilidad eléctrica

El 70% de esta inversión corre a cuenta de Volkswagen, Seat y PowerHoldco y los otros 3.000 millones de euros el resto de los socios. El montante se destinará a la gigafactoría de baterías para vehículos eléctricos en Sagunto (Valencia) y la electrificación de las plantas del grupo Volkswagen en Landaben (Navarra) y Martorell (Cataluña).

«Junto con el Gobierno español, estamos preparados para transformar España en un ‘hub’ europeo de movilidad eléctrica. El plan de inversiones generará un crecimiento sostenible en España», ha afirmado el presidente ejecutivo de Volkswagen. Si bien, todos estos proyectos están a expensas de la decisión de Europa sobre los fondos.


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