Todos lo hemos hecho o lo hacemos con asiduidad o incluso a diario. Mascar chicle es tan habitual en casi cualquier edad que se nos hace difícil no dejarlo. Primero porque es algo que nos entretiene, es gustoso por su sabor y ayuda normalmente a calmar nervios. Nos viene a la imagen el típico entrenador mascando sin parar o un músico en pleno concierto. Para muchos es sinónimo de mala educación o chulería, pero está claro que todos hemos sido asiduos al chicle, sobre todo en la infancia, y en muchos casos se ha ido extendiendo durante toda nuestra vida. Si les dices que es mejor dejarlo, igual te miran raro y te dicen que con el tabaco o el alcohol, vale, pero ¿con los chicles? Pues veamos por qué.
4¿Y EL CHICLE SIN AZÚCAR?
Muchos creen que igual mascar mucho chicle es malo pero si son sin azúcar no pasa nada. Más aún hoy, que lo difícil ya es encontrar chicles con azúcar. Sin embargo, incluso sin azúcar hay que moderar su consumo lo más posible, con un máximo de 24 gramos de xilitol al día en niños y 60 gramos en adultos.
Hay que tener en cuenta que masticar chicles sin azúcar en exceso puede provocar irritación digestiva, gases, acidez e incluso diarreas (sobre todo si el edulcorante es el sorbitol, que tiene efecto laxante), así como desgaste dentario y sobrecarga en la articulación temporomandibular, que ya comentamos.