Acostarse tarde de forma habitual implica restarle horas al sueño, lo cual suele terminar afectando a nuestra salud, de una forma o de otra. La falta de sueño no se marca con una cifra específica, basta con no dormir lo suficiente. Un descanso ideal oscila entre las 7-9 horas diarias para las personas adultas, así que dormir menos de estas horas de forma constante, significa que se está teniendo falta de sueño. Excepto que formemos parte del grupo de “sueño corto”, al que solo pertenecen un 10% de la población que tiene un gen específico gracias al cual solo necesitan dormir 4 o 5 horas.
5ESTRÉS Y DEPRESIÓN
El sueño está muy relacionado con la salud mental, ya que el sueño cumple una función importante y permite liberar tensiones y equilibrar los neurotransmisores del cerebro. Cuando el proceso no se realiza de forma óptima, se produce un desequilibrio que hace que nos despertemos con un ánimo negativo. Las personas con falta de sueño pueden tener más dificultad par gestionar emociones y mayor propensión a dejarse llevar por la ira y la negatividad.
Además, el cerebro interpreta la falta de descanso como una amenaza y produce cortisol para poder mantener la energía del organismo. Por eso cuando dormimos mal, somos más vulnerables al estrés, a la ansiedad, y si se mantiene en el tiempo, a la depresión.