Acostarse tarde de forma habitual implica restarle horas al sueño, lo cual suele terminar afectando a nuestra salud, de una forma o de otra. La falta de sueño no se marca con una cifra específica, basta con no dormir lo suficiente. Un descanso ideal oscila entre las 7-9 horas diarias para las personas adultas, así que dormir menos de estas horas de forma constante, significa que se está teniendo falta de sueño. Excepto que formemos parte del grupo de “sueño corto”, al que solo pertenecen un 10% de la población que tiene un gen específico gracias al cual solo necesitan dormir 4 o 5 horas.
3MENOS CONCENTRACIÓN Y PROBLEMA DE APRENDIZAJE
Acostarse tarde, implica acortar el tiempo para que se completen todos los ciclos del sueño, necesarios para que tengamos un descanso de verdad, eficaz y reparación. Si esto se mantiene en el tiempo, nuestra capacidad cognitiva puede verse afectada y deteriorarse poco a poco. Esto afecta al estado de alerta, al razonamiento y a las capacidades de atención. Por consiguiente, el aprendizaje se hace más difícil, ya que cuesta más mantener la concentración, atender al detalle, retener conceptos nuevos y recuperar recuerdos almacenados en la memoria.