Los líderes y jefes de Gobierno borran el optimismo de 2021 y 2022 en la reunión anual de Davos. Las perspectivas económicas se sumergen en un mar de dudas e incertidumbre con el debate sobre si la economía mundial se encuentra en recesión, estanflación o contracción económica. Los altos ejecutivos y políticos, además, consideran que la globalización, tan aplaudida desde su creación, comienza a flojear debido a las restricciones, cuellos de botella y un proteccionismo cada vez más boyante. Además, como no podía ser de otra forma, las tensiones geopolíticas por la invasión de Rusia a Ucrania también son parte del foco de atención.
Davos pone de manifiesto la incongruencia más de una política monetaria errática tras una década de dinero fácil y a tipos negativos
El consenso de los altos directivos apunta a una recesión en este 2023. Al menos así lo estiman dos tercios de los encuestados, ejecutivos del sector privado, por el propio Foro. Sin embargo, las empresas no están dispuestas a desprenderse del talento y están realizando fuertes recortes de gasto antes que despedir al personal. No obstante, los despidos suelen ser la última gran medida que adoptan las empresas en un contexto económico negativo. De hecho, grandes tecnológicas y financieras están realizando fuertes ajustes en este sentido, con miles de despidos ante la imposibilidad de mantener márgenes.
EL DEBATE SOBRE LA RECESIÓN Y LA CONTRACCIÓN EN DAVOS
Además, casi uno de cada cinco ejecutivos esperan el primer golpe de la recesión este mismo año, con una alta probabilidad. Esta cifra dobla a las registradas hace apenas cuatro meses. Y es que, la inflación, el frenazo económico mundial, con un fuerte impacto en Estados Unidos, junto con la disparada deuda son alicientes suficientes para la desbandada de la inversión.
La preocupación de los banqueros centrales se centra en los más vulnerables, sin embargo la propia Reserva Federal está provocando la recesión incluso si conlleva la pérdida de puestos de trabajo. Una incongruencia más de una política monetaria errática tras una década de dinero fácil y a tipos negativos.
Como si fuera una cita de estudios, PwC ha dado a conocer la encuesta más pesimista en una década, borrando el optimismo tras la salida (en falso) de la pandemia. Todo ello, aderezado con el último informe del Banco Mundial, que ha recortado su crecimiento para 2023, con la recesión como escenario más probable a medida que la FED y el BCE continúan subiendo las tasas de interés. De hecho, espera que la Eurozona experimente un brusco frenazo.
Los economistas y altos ejecutivos apuntan, además, que existe un debate entre la recesión y la contracción. Y es que, algunos de ellos ya consideran que algunas economías están en recesión y otros se decantan únicamente por la desaceleración. No obstante, unos y otros indican que los elevados niveles de inflación muestran un mundo en «estanflación». Europa centra toda la atención debido a la crisis energética, si bien los precios de materias primas como el gas se están desplomando con fuerza debido al ‘cálido’ invierno, con temperaturas más suaves de lo habitual. Además, la industria ha reducido drásticamente el consumo al llenar los almacenes.
LA ESTANFLACIÓN, OBJETO DE ANÁLISIS EN DAVOS
Con todo, se espera que el BCE continúe haciendo de las suyas a partir de la próxima reunión de febrero. La gran incógnita es si subirá los tipos de interés al 0,5% o bien se hará caso al núcleo más duro, que exige ascensos del precio del euro del 0,75% como mínimo.
Así las cosas, hay problemas que aún no se han solucionado y tienen difícil salida. El primero de ellos es mantener viva la demanda en un contexto donde los salarios suben menos que la inflación, mientras los productos no energéticos y frescos prosiguen su escalada. Por otro lado, los inventarios de las empresas se encuentran en niveles elevados, mientras los pedidos continúan sin llegar a su destino.
En este sentido, los fletes podrían comenzar a caer con fuerza si el tráfico marítimo aminora su flujo. Se estima que la caída podría alcanzar el 20% en este 2023. Este índice se encuentra en mínimos no vistos desde 2020, una muestra más de que esta recesión no es ni parecida a lo ocurrido en 2008.