Hay muchas formas en las que la pandemia y el Covid19 han transformado la sociedad. En algunos casos, como en lo que se refiere al uso del dinero en efectivo, parecen haber dado un empujón considerable a una práctica que ya parecía ir cambiando de manera natural: utilizar cada vez menos el dinero físico. Una demostración más de la revolución digital en la que el mundo ya se encuentra sometido de lleno. Por supuesto, se trata de algo en lo que ni los principales expertos parecen ponerse de acuerdo. ¿Sería realmente beneficioso para todos abandonar casi por completo las formas de pago tradicionales? ¿Es un camino que no tiene marcha atrás?
En este artículo vamos a tratar algunas de las desventajas que presentaría, a priori, el uso prácticamente exclusivo de efectivos digitales para el día a día de la mayoría de los ciudadanos. Consecuencias que dan que pensar en muchos sentidos.
2Dinero en efectivo y la gente mayor
Uno de los principales retos a los que se enfrentan el Gobierno y los bancos si lo que realmente pretenden es el desuso del dinero tradicional pasa por la gente mayor. Muchas personas que forman parte de la tercera edad no tienen costumbre alguna de funcionar con sus tarjetas de crédito u otros métodos digitales de pago. Y teniendo en cuenta que vivimos en un mundo en el que Occidente y otros lugares cada vez están más envejecidos, no es una cuestión baladí.
Lo mismo podría decirse de aquellos ciudadanos meno alfabetizados, por así decirlo, y que requieren del dinero contante y sonante para moverse en su día a día.