sábado, 23 noviembre 2024

Por qué la ansiedad aparece de repente, por Psicoexperta

Aunque en la actualidad muchas personas padecen de ansiedad, muy pocas conocen cómo funciona realmente. Esto dificulta su progreso y hace que sea incluso contraproducente. A las y los psicólogos les gusta mucho la psicoeducación, es decir, la educación en psicología. En este caso, si la población entendiera mejor cómo funciona la ansiedad, tendría menos problemas para lidiar con ella.

En este artículo, la psicóloga y sexóloga Alicia Ridao, de Psicoexperta, explica por qué la ansiedad a veces aparece de repente, cuando menos se la espera.

A prácticamente todo el mundo le ha pasado alguna vez: yendo en el bus, viendo una película tranquilamente, haciendo un ejercicio de meditación o tomando algo con los amigos. De repente, aparece la ansiedad.

La sintomatología es muy variada: presión en el pecho o sensación de ahogo, taquicardia, pensamientos a mil, ganas de salir corriendo, dolor de estómago, sensación de mareo… Ante esto, aparece esa terrible sensación que produce muchísimo malestar a los seres humanos, la sensación de no control, la incertidumbre. No se sabe cuándo va a aparecer la ansiedad y esto hace entrar en pánico.

Por qué aparece la ansiedad de «la nada»

Comprender por qué ha aparecido la ansiedad de «la nada» ayuda a entenderla un poco mejor. Ocurre lo siguiente, la ansiedad genera muchas emociones negativas, cada emoción implica movimiento, de ahí que «emoción» venga de la palabra en latín «movere», movimiento. Por ejemplo, el enfado tiene mucha energía (la gente tiembla, se pone roja, quiere romper cosas…) y la tristeza muy poca (se prefiere estar a solas, sin ruidos, tumbados…).

Cuando se experimentan emociones hay tres caminos: suprimirlas (la energía se queda ahí), transformarlas o expresarlas (gastar esa energía).

Para que esto se entienda mejor, Alicia Ridao propone el siguiente ejemplo. Una persona hace dos días que ha tenido un examen que le producía mucha ansiedad; como lo importante era aprobar ese examen, y nada más, se centró en eso y se olvidó de sus emociones, suprimiéndolas.

Ahora ya ha hecho el examen, pero por su sangre todavía corre la adrenalina y el cortisol que ha provocado la ansiedad (quizás tiene el típico temblor en el ojo o le haya salido algún salpullido en la piel) y, además, sus emociones están ahí, no se han ido a ningún sitio. De repente, esta persona está tranquila en casa, baja la guardia y, entonces, esa deuda de emociones negativas aparece.

Esto, a su vez, le genera más ansiedad porque no entiende a qué vienen esos síntomas. En consecuencia, ahora tiene los síntomas de la ansiedad que había estado reprimiendo, más los síntomas de la ansiedad que está sintiendo por sentir ansiedad. No es que su cerebro funcione mal, es que tiene esa deuda de emociones reprimidas y están saliendo ahora.

Esto se ve de una manera más explícita cuando, por ejemplo, alguien rompe a llorar después de tener un orgasmo o mil millones de emociones negativas le asaltan cuando está haciendo un ejercicio de relajación. Sobre esto último, la experta señala que, en su consulta, los pacientes le suelen decir que los ejercicios de relajación generan más estrés. Ambas situaciones hacen bajar la guardia, no tener mecanismos de defensa reprimiendo las emociones, y estas aprovechan la situación para poder salir. «Si estas personas siguieran, por ejemplo, haciendo ejercicios de relajación, verían cómo al final acabarían relajándose con ellos», apunta.

Si esto pasa, simplemente hay que soltar todas esas emociones, llorar, estrujar un papel o un cojín… y continuar con lo que se estaba haciendo.

Cuatro recomendaciones de la psicóloga general sanitaria

Ridao quiere ofrecer algunas recomendaciones, para esos casos en los que la ansiedad aparece sin avisar.

Identificar las emociones. Es importante preguntarse a uno mismo qué se siente acerca del examen, el proyecto del trabajo o esa conversación pendiente con la pareja. Qué siente, dónde lo siente, cómo se llama eso que siente, por qué lo siente…

Expresar todo lo posible. La consulta de Psicoexperta está llena de personas que no tienen las suficientes habilidades asertivas como para decir a su entorno qué necesitan, qué opinan y qué desean. No se trata de ser egoísta, pero sí de tener un equilibrio entre lo que uno mismo y los demás sienten, necesitan y opinan.

Transforma. Cuando cueste expresar las emociones, se pueden transformar. Por ejemplo: no se le puede decir al jefe que es un estúpido y se le odia; en esas situaciones en las que no se pueden comunicar las emociones de manera asertiva, hay que transformarlas.

La manera más eficaz suele ser a través del ejercicio físico (especialmente, correr o hacer algún deporte que implique mucho movimiento), entre 20 y 60 minutos, de manera regular. No vale con hacerlo un día y sentirse igual.

Escribir también es muy beneficioso para expresar todo lo que se siente, sin dudas, sin filtros y, si es necesario, luego se hace añicos el papel.

Prever. Al acabar de hacer ese examen, cuando se odia al jefe o si han salido cosas del pasado, hay que entender que la ansiedad puede aparecer «de la nada» en cualquier momento.

Reprimir emociones solo conduce a tener síntomas físicos, como salpullidos, taquicardias o dolores gastrointestinales. Por eso, Alicia Ridao ofrece sus sesiones de psicóloga online, para ayudar a las personas que necesiten aprender a gestionar su ansiedad.

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