Grifols sólo tiene una alternativa para reducir su abultado endeudamiento. Descartada la ampliación de capital y con un negocio que recupera parte del ritmo perdido por la pandemia, la farmacéutica sólo tiene la posibilidad de vender parte del negocio. La opción no es nueva y es la más plausible, según los analistas consultados por MERCA2.
Grifols no ha logrado romper ni resistencias ni líneas de tendencia pese a subir un 31% desde mínimos anuales
Grifols se ha propuesto reducir su apalancamiento financiero por debajo de las cuatro veces. Es decir, la deuda neta sobre el Ebitda bajará a ese nivel en 2024, una condición para volver a pagar dividendos, pero los analistas dudan de este ambicioso objetivo si no se acomete una reestructuración profunda de la empresa. Según el departamento de análisis de BPI (CaixaBank), la bajada de esta ratio no se lograría hasta 2026. Y es que, las estimaciones apuntan a un nivel de las 8,2 veces este 2022; un 6,2 en 2023; un 5,1 en 2024 y las 4,2 en 2025.
El reto que se le presenta a Grifols es titánico en vista de los últimas cifras publicadas ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y es que, a pesar de tener bajo control el coste del 65% de su deuda al referenciarse a tipos de interés fijo, las continuas subidas de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y del Banco Central Europeo (BCE) pasarán factura a la hora de refinanciar. Y es que, los próximos vencimientos importantes para la cotizada catalana llegan en 2025, de ahí las prisas por reducir el apalancamiento.
GRIFOLS NECESITA VENDER PARA LOGRAR OBJETIVOS
En concreto, afronta un vencimiento de 1.800 millones de cara al primer semestre del año, una cantidad ingente que hace necesario obtener mayores ingresos y reservas, así como mayores ajustes en la parte de los gastos. La primera y polémica decisión fue la supresión de la retribución a los accionistas, mientras que se especuló con una ampliación de capital, pero con la cotización hundida sería un riesgo demasiado elevado dada la exigencia del mercado. De hecho, el precio de las acciones de Grifols se ha desplomado hasta un mínimo de 8,12 euros por título frente a los casi 20 que llegó a alcanzar en el último año.
Descartada la inundación de acciones en el mercado y la imposibilidad de emitir más deuda debido a los altos intereses que exigen los inversores, Grifols tan sólo tiene la salida de las ventas, ingresos inorgánicos que podrían reportar hasta 2.000 millones de euros.
Y es que, la eliminación del dividendo y el ahorro de costes no es suficiente para acercarse al objetivo. En este sentido, pesan el tipo de cambio de dólar a euro y la elevada inflación, así como los costes energéticos. De esta forma, Grifols se planteó una conversión de acciones de clase B a A, las primeras cotizan en EE UU, beneficiándose del dólar y de un mayor apetito de los sectores defensivos; mientras que las A otorgan derechos de voto en la junta de accionistas. Esta conversión alcanzaría los 700 millones de euros en efectivo y hasta 1.600 millones en el primer semestre de este mismo año.
LOS NEGOCIOS EN CHINA Y EE UU, UN ESPALDARAZO PARA GRIFOLS
La venta de activos, por otro lado, reportaría entre 1.300 y 2.400 millones de euros en el caso de desprenderse de Shanghai RAAS; otros 1.100 millones se podrían obtener por Biomat; mientras que la salida del 55% de su negocio de Diagnostic supondría entre 1.500 y otros 2.400 millones adicionales. En total, cerca de 6.000 millones en la banda más alta de la horquilla de estimaciones.
Por otro lado, las últimas cifras ofrecidas por Grifols, no publicadas ante el regulador bursátil, muestran un fuerte incremento de la recolección de plasma del 25% de enero a mediados de octubre respecto al mismo período del año pasado, y un 22% más a cierre de junio respecto al primer semestre de 2021. Además, también se ha reducido la compensación de los donantes, cerca de un 15% en julio, y se prevén menores retribuciones a los donantes.
No obstante, la desconfianza de los inversores es el principal problema para Grifols. Desde los máximos de verano, cerca de los 20 euros, la compañía ha iniciado una caída que le sitúa entre los peores valores del Ibex 35. En concreto, ha descendido un 60%. No obstante, en las últimas semanas y al calor del rebote en Estados Unidos, el precio de las acciones ha realizado un impulso importante, hasta alcanzar una de sus resistencias de corto plazo, con la que lucha en la jornada de este miércoles. Desde esos mínimos, Grifols ha realizado un rebote del 31% hasta el precio de cierre de la jornada de este miércoles.
LA DESCONFIANZA DEL MERCADO, EL RETO A SUPERAR
Este impulso, no obstante, se registra dentro de una clara tendencia bajista y no se descarta que sea un rebote del «gato muerto», es decir, rebotar para después volver a caer a niveles mínimos anteriore e incluso perforarlos a la baja. Y es que, la cotización de Grifols no es apta para cardiacos desde que alcanzó los máximos históricos, a finales de diciembre de 2019, cuando se situó en los 31 euros por título.
No obstante, el crecimiento se derivó de las compras a base de deuda. Una estrategia que ha pasado una enorme factura, más de 12.000 millones de euros, borrar toda ganancia desde 2012. Es decir, una década perdida que ahora podría ver un cierto suelo, aunque para eso aún hay que esperar a materializarlo.
«Todo dependerá de los resultados y cifras de endeudamiento que vaya publicando durante el próximo año», sostienen los analistas consultados por este medio. Por el momento, se impone la recomendación de «compra» en el valor, aunque no ha logrado romper ni resistencias ni líneas de tendencia, cruciales para demostrar un cambio de rumbo.