Si hay algo que vemos cambiar con regularidad son los envases de los productos que consumimos de forma habitual. Las razones son diversas y van desde un tema de costos hasta cuestiones relacionadas con la logística. Pero el motivo que va ganando fuerza en los últimos años es la sostenibilidad, que ha dado pie a buscar nuevos diseños más respetuosos con el medioambiente, produciéndolos a partir de materiales sostenibles, generando menos residuos y, a su vez, reduciendo la huella de carbono durante su ciclo de vida.
PERO ¿QUÉ ES EL ECODISEÑO?
Según los expertos, el ecodiseño consiste en incorporar criterios ambientales en la fase de concepción y desarrollo de un bien o servicio, con el objetivo de reducir la huella ecológica en las diferentes fases del ciclo de vida del producto: desde la extracción de las materias primas, el transporte, la fabricación, la distribución y el uso, hasta el fin de su vida útil.
A diferencia de la economía lineal, basada en la idea de adquirir, usar y eliminar, en la economía circular se imita el ciclo de vida de la naturaleza, donde todo se aprovecha, para dar un nuevo valor al objeto a través del diseño sostenible y ampliar así su vida útil. «De esta forma, además de reducir su impacto ambiental, se logra un ahorro, tanto económico como de recursos, a lo largo de toda la cadena de valor, se optimiza el uso de la energía y se reduce la generación de residuos o aumentando su durabilidad y disminuir así la obsolescencia programada», explica Carolina Ibáñez, experta en desarrollo ambiental de Repsol.
En España, alrededor de unas 2.000 empresas ya han puesto en marcha miles de medidas para reducir el impacto ambiental de sus envases, con especial énfasis en el sector alimentario, que es el de mayor impacto global a la hora de implantar un cambio. Algunas de estas medidas ya están mostrando resultados más que contundentes. Los dato que ha presentado recientemente Ecoembes -una ONG dedicada a promover el reciclaje y la economía circular- indican que a lo largo del año 2021 se logró la reducción de 60.744 toneladas de materias primas utilizadas en la fabricación de envases, se ahorraron 1.386.173 MWh de energía y de 22.136.783 metros cúbicos de agua. Además se evitó la emisión de 163.146 toneladas de CO₂.
¿Cómo una empresa concibe ese cambio? La respuesta obvia es la necesidad de preservar el medioambiente, pero el proceso también pasa por plantearse cuáles son los objetivos que la industria en cuestión quiere lograr: reducir los desechos, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, o una combinación de ambas opciones. También puede ser el diseño de soluciones que faciliten el reciclaje de los envases de los productos.
COMPONENTES UNIDOS POR EL ECODISEÑO
Cada una de esas alternativas tiene sus vías para remediarlo. Lo hemos visto con varias marcas de leche, que han unido los tapones al resto del envase. Esta solución asegura que todos los componentes del brik serán reciclados, sin que se pierda ninguno por el camino.
No es el único caso, tampoco la única solución que el ecodiseño está aplicando a los productos que llegan a los hogares de millones de españoles. Y la iniciativa de la industria tampoco está aislada de los planes que se aplican a nivel oficial. En el fondo, se trata de innovaciones que aplica la industria para adelantarse a la puesta en práctica de normativas.
La Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, que fue aprobada este año, contiene una serie de condiciones para limitar el impacto de la actividad humana sobre el medio ambiente y ponen fecha a muchos asuntos, entre ellos la reducción de los plásticos de un solo uso. Por ejemplo, la comercialización de envases de este tipo deberá reducirse un 50% en 2026 y un 70% para 2030, respecto a 2022 en ambos casos. Además, a partir de julio de 2024 sólo se podrán introducir en el mercado los plásticos de un solo uso cuyas tapas y tapones permanezcan unidos al recipiente.
UN ENVASE EN LA ONDA CIRCULAR
Pero también está el ecodiseño que busca reducir el uso de ciertos componentes en los envases. Una prueba de ello es el paso que ha dado Lacasa con el recipiente de los tradicionales Lacasitos, que ahora cuenta con una versión con 60% de material reciclado en su estructura y que entra en el aro de la economía circular, al tratarse de un envase 100% reciclable.
Para lograrlo, Lacasa trabajó con Silvalac, Envaflex, Grupo Armando Álvarez y Repsol y logró una versión para envasar sus Lacasitos que promueve la circularidad de los recursos, incluyendo el uso de resinas que ya han sido recicladas y reduciendo las emisiones de CO₂ en el proceso.
La tendencia en ecodiseño en la industria había estado tradicionalmente enfocada en reducir el peso de los envases que genera y, aunque siguen siendo mayoritarias, las medidas para mejorar las posibilidades de reciclar los empaques o incorporar materiales reciclados en los nuevos envases están ganando mucho terreno en los últimos años. «En la actualidad, disponemos de diferentes herramientas para evaluar el perfil ambiental de un producto, de manera que podemos incorporar los ajustes necesarios para lograr un diseño más sostenible conforme a los estándares establecidos: el análisis del ciclo de vida (ACV), el cálculo de la huella de carbono y de la huella ecológica », concluye Carolina Ibáñez.