El oro es sinónimo de valor refugio, el oasis en el desierto en una crisis, pero con la inflación más elevada en 40 años se resiste a subir. Tras rozar los 2000 dólares por onza, su máximo histórico, en los meses posteriores a la irrupción de la pandemia, el metal amarillo ha continuado su senda bajista y aún podría descender más, borrando así el rally de las últimas dos semanas.
los bancos parecen estar recurriendo al oro como reserva de valor
A largo plazo, el oro es un valor casi seguro, a pesar de que en la última década ha registrado pérdidas de enero a diciembre. Si bien, se ha disparado un 150% desde los mínimos de la crisis de 2008, el rendimiento es muy inferior al registrado por el S&P 500 en ese mismo tiempo. El índice de Wall Street más seguido del mundo registra una subida del 450% desde los mínimos de aquella crisis. Si la comparación se realiza desde los mínimos de 2020, la subida del S&P alcanza el 58% frente a una revaloración de apenas el 8% para el metal precioso.
Históricamente, el oro se ha comportado mejor en períodos de inflación, como la de este 2022, pero aún así las perspectivas tampoco acompañan para considerarlo un valor refugio. En el año cae un más de un 1%, frente a un soberano zarpazo del 17% en el S&P 500.
EL S&P 500 DESTROZA AL ORO, A EXCEPCIÓN DE ESTE 2022
Con la recesión en EE UU, un escenario que está presente en Alemania y Reino Unido, el oro tan sólo ha tratado de superar los 2.000 dólares por onza, pero se trata de una barrera inalcanzable, al menos por el momento, tras los movimientos registrados en 2008, 2020 y ahora en 2022. Si bien, a largo plazo, el oro como inversión es un valor casi seguro.
El motivo por el que el oro no logra dispararse con una inflación desbocada es la fuerte presencia del dólar, que ha provocado una bajada de las materias primas, y una agresiva Reserva Federal en EE UU. De cara al 2023, se espera que la relajación de los bancos centrales para controlar la subida de precios sea un revulsivo para el preciado metal, pero a corto plazo apunta a caídas, según apunta la jefa de estrategia de materias primas de ING, Ewa Manthey.
La entidad holandesa, sin embargo, ha destacado que mientras la Reserva Federal mantenga su actual política monetaria, «el oro mantendrá su tendencia bajista». Y es que, si la FED continúa fortaleciendo al dólar será complicado que el metal preciado pueda optar por superar niveles.
LA RELAJACIÓN DE LA FED, CLAVE PARA EL PRECIO DEL ORO
Una vez que la Reserva Federal inicie su relajación, el oro podría iniciar su subida. No obstante, el banco estadounidense sólo lo hará en el caso de que la inflación esté controlada, un escenario que no beneficia a esta materia prima.
«Si bien, a corto plazo vemos más desventajas para los precios del oro por el endurecimiento de la política monetaria, cualquier indicio de la Fed muestre una relajación en las agresivas alzas debería comenzar a brindar apoyo a los precios», ha sostenido la entidad de Países Bajos. Para que esto suceda, «es probable que necesitemos ver signos de un cambio significativo disminución de la inflación», ha afirmado Manthey.
De esta forma, la inflación debería reducirse drásticamente para 2023, pero al mismo tiempo este escenario abre la puerta de par en par para recortar los tipos de interés en la segunda mitad del año. Será entonces cuando el oro inicie sus subidas y sólidas ganancias, hasta situarse en la zona de los 1.850 dólares por onza, un 3,7% superior a los niveles actuales.
LOS BANCOS CENTRALES ESTÁN ACUMULANDO ORO A NIVELES NO VISTOS EN 55 AÑOS
Asimismo, serán los propios bancos centrales los que sirvan de catalizador para impulsar el precio del oro. «Durante tiempos de incertidumbre económica y geopolítica y alta inflación, los bancos parecen estar recurriendo al oro como reserva de valor», ha sostenido ING.
En este sentido, en el tercer trimestre de este año, los bancos centrales han comprado un total de 399 toneladas de oro, un incremento interanual del 341% y un récord trimestral. De esta forma, hay que remontarse a 1967 para ver un nivel tan elevado de reservas de oro.
Y es que, el temor se encuentra en Rusia, que hará pagar sus materias primas en oro, especialmente el crudo destinado a las rutas marítimas. La UE y EE UU han impuesto un precio máximo para este petróleo ruso de 60 dólares por barril, pero los aliados de la OPEP lo están comprando a precios más que aceptables para no derrumbar la economía de Vladimir Putin, con un precio superior a los 80 dólares.
LA INCERTIDUMBRE PERSISTE EN EL ORO
ING avisa, además, que es más que probable que persista la incertidumbre actual y que las compras de los bancos centrales vayan en aumento en los próximos meses. Asimismo, también China entrará en escena, con una fuerte demanda de oro físico, pero la tendencia de los precios la determinarán los inversores que busquen este activo como refugio.
Este tipo de demanda se redujo en un 47% en el último año debido a los altos tipos de interés, la fortaleza del dólar y la subida del rendimiento de los bonos soberanos. Todo a pesar de que se espera una larga recesión, pero se debate aún sobre su profundidad.
Así las cosas, los futuros del oro apuntan a nuevas caídas, si bien las apuestas bajistas disminuyen. Habrá que esperar para ver cuándo y de qué forma saldrán los precios de cara al próximo año tras un maltrecho 2022.