Grifols se enfrenta a un nuevo revés de la Reserva Federal de Estados Unidos. La agresiva política monetaria al otro lado del Atlántico hace mella en las empresas con una alta deuda y con un alto nivel de endeudamiento. Este nuevo obstáculo incrementa los costes de los intereses y la empresa catalana está expuesta a los vaivenes del organismo presidido por Jerome Powell, más cuando la inflación se enquista en niveles muy elevados, como el 7,7% del pasado mes de octubre.
La situación financiera de Grifols es compleja, con una deuda elevada y un EBITDA bajo
El principal problema para la empresa presidida ahora por un extranjero por primera vez en su historia son los altos intereses que se están exigiendo a los deudores. Y es que, los bonos privados no están teniendo acogida por su rentabilidad, sino por su valor refugio. Por esta razón, los inversores miran con lupa la compañía antes de comprar este tipo de activos.
De hecho, tal es el desequilibrio actual del mercado, que el bono estadounidense está registrando fuertes pérdidas, pese a considerarse uno de los más seguros del mundo. El problema es que su precio se ha reducido mientras los intereses se han incrementado.
LOS RETOS DE GRIFOLS CON MEYER AL FRENTE
De esta forma, la compañía liderada ahora por Steven Francis Meyer se encuentra en una fuerte encrucijada. La ratio de endeudamiento de Grifols se ha disparado a las 9 veces a cierre del primer semestre frente a las 6,18 veces a cierre de 2021.
Es decir, Grifols ha disparado este indicador financiero en un 45% en apenas seis meses, pese a que su objetivo es reducirlo por debajo de las 4 veces en 2024. El reto es descomunal para la compañía catalana, pero es una exigencia si se quiere volver a repartir dividendo. Por el momento, en el último trimestre reportado, la compañía asegura que ha alcanzado un apalancamiento de 8,6 veces, una reducción del 14% respecto a junio.
Para alcanzar este nivel, el mercado rumoreó con una ampliación de capital. La operación, sin embargo, está completamente descartada por la compañía debido a los problemas del mercado y a la situación de la compañía. Así, en la presentación de los resultados del tercer trimestre y en el Día del Inversor, Grifols rechazó adentrarse en la petición de capital, pese a la presión del mercado.
RECORTAR PERSONAL, LA ALTERNATIVA LATENTE PARA GRIFOLS
La caída desde máximos a mínimos anuales era entonces del 60%, mientras que las tornas han cambiado en estas últimas semanas. Al calor de unas mayores expectativas de menores subidas de los tipos de interés de la FED en diciembre, la compañía ha remontado con fuerza, un 23% alza.
Estos ascensos no han disipado dudas e incertidumbres de los inversores, pero éstos esperan ahora que el nuevo cambio en la presidencia marque nuevas pautas y una mejora sostenida de las ratios más importantes. Sin embargo, para mejorarlas, en caso de que el negocio continúe su ascenso, es necesario un ajuste para solucionar esta crisis.
Por el momento, la compañía ha prescindido de más de 700 personas desde el cierre del pasado 2021 a junio de este 2022, para situar la plantilla en 22.587 personas frente a las 23.234 de diciembre, un 2,8% menos. La compañía informó de una reducción del 1,8% el pasado año debido a situación laboral en Estados Unidos y en la decisión de focalizarse en las «áreas estratégicas», desinvirtiendo en los negocios de hemostasia y bolsas de sangre, con un impacto directo en Murcia y Brasil.
GRIFOLS, ANTE UN COMPLEJO PANORAMA
Los analistas de IG Markets no descartan que continúe este ajuste de plantilla durante el próximo año dada la crisis que tiene Grifols. «Es una alternativa de la que podría tirar la compañía, y después de algunos meses con noticias nada positivas», ha sostenido Diego Morín a preguntas de INVERSIÓN.
Para tratar de enderezar esta situación, tampoco se pueden descartar nuevas operaciones de venta. No obstante, «esta posibilidad pasaría tras la presentación de los resultados a cierre de año». Si bien, el «panorama para Grifols es bastante complejo», ha destacado.
Cabe destacar que la compañía catalana controlada por la familia Grifols dispone de 15 plantas de producción y fabrica en siete países, «siendo la rama de investigación de las más importantes de la entidad». A su juicio, la ampliación de capital no favorece a los actuales accionistas, pero podría ser una opción si la remontada se sostiene en la Bolsa.
Con todo, «los fundamentales de la empresa han tenido ligeras mejoras, pero el alto apalancamiento sigue siendo un lastre para el valor, cobrándose la desconfianza de los inversores y también de la banca de inversión», ha considerado Morín.
LA BANCA DE INVERSIÓN DA LA ESPALDA A GRIFOLS
La compañía ha perdido atractivo para la banca de inversión, que huye ahora de los valores con mayor deuda. Si bien, en Grifols hubiera sido una oportunidad de compra desde finales de octubre. «La reducción de la deuda continúa siendo uno de los objetivos del grupo, de cara al año 2024, incluso las estimaciones apuntan a un 3,63 veces», se trata de un nivel muy bajo respecto a los actuales, motivo por el que genera dudas entre el equipo de expertos de IG Markets.
«La situación financiera es compleja, con una deuda elevada y un EBITDA bajo», ha analizado Morín. Cabe recordar que esta magnitud financiera ascendió a 927 millones de euros, es decir, un margen del 21,3%, impulsado por el crecimiento de los ingresos, el apalancamiento operativo y una mayor disciplina financiera.
UN GRÁFICO BAJISTA, PERO CON LA ESPERANZA DE UN CAMBIO
De cara al análisis técnico, Grifols muestra la misma tendencia pese a este importante ascenso desde mínimos. «El valor sigue inmerso dentro de una tendencia bajista pese a los intentos de rebote que hemos visto en las últimas semanas, aunque por el momento encontró apoyo alrededor de los 8 euros», ha explicado Morín.
«No es descartable que se produzcan rebotes debido al correctivo que trae el valor, pero tendría que entrar un alta demanda para lanzar el valor a los 10,30 y 12 euros, dos niveles de importancia», ha apuntado. De esta forma, Grifols estaría a las puertas de su primera resistencia, a tan sólo un 3%. En caso de chocar con esta barrera, la parte baja se sitúa en el nivel de los ocho euros por acción. En caso de perder este nivel, la siguiente parada dibujaría el peor escenario posible, hasta los 6,56 euros, un 34% por debajo de los niveles de cierre de este lunes. Eso sí, «el precio objetivo rondaría el tramo de los 12 -14,80 euros», ha concluido.