Los buñuelos de viento son una de las recetas más tradicionales en España. Es un dulce clásico para la celebración del día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, aunque desde luego es un delicioso bocado que se puede disfrutar en cualquier época del año. Se llaman ‘de viento’ porque al cocinarse se hinchan al doble de su tamaño, como si fuese un globo, quedando huecos por dentro. Por lo tanto, conseguir este efecto es la clave para que los buñuelos queden perfectos, y para ello hay que seguir al pie de la letra una serie de trucos.
5FREÍR LOS BUÑUELOS DE VIENTO
Transcurrido ese tiempo calentamos aceite en una sartén o freidora. Cuando esté caliente vamos formando bolitas muy pequeñas, con ayuda de dos cucharas de café, ya que al freír duplicará su tamaño. Las vamos añadiendo a la sartén y las freímos hasta que tengan un aspecto dorado. A medida que freímos los buñuelos de viento, los vamos colocando en una fuente cubierta de papel de cocina absorbente para retirar el exceso de aceite. Después los rebozamos en azúcar (blanca o morena, al gusto), y servimos calentitos y recién hechos.