La startup Halo realiza su primer vuelo de prueba para el turismo aeroespacial. La firma tiene como objetivo realizar 400 viajes comerciales y transportar a 3.000 pasajeros para el próximo 2029. Por el momento, las pruebas se están realizando en la India, mientras que espera que Sevilla sea el centro europeo para los viajes aeroespaciales, a unos 40 kilómetros de La Tierra, según ha podido conocer MERCA2.
Llevar a miles de pasajeros al filo del espacio y observar la curvatura de La Tierra
El motivo de escoger Sevilla es que la capital hispalense es el centro de esta industria, y cuenta con un potente clúster así como el mayor evento de la industria en Europa, con el que se impulsa la internacionalización y su diversificación de startups, como Halo.
La compañía, acelerada por la consultora Arthur D. Little, saldrá al espacio el próximo mes de diciembre y espera posicionarse como el referente en la industria del turismo aeroespacial. De esta forma, tratará de competir de tú a tú en un mercado con los gigantes Virgin Galactic, del millonario Richard Branson; SpaceX, de Elon Musk; y Blue Origin, de Jeff Bezos, fundador de Amazon. Por el momento, ha logrado captar tres millones de euros en su primera ronda de financiación, un montante muy significativo para ser la primera y en un sector tan innovador como el aeroespacial.
HALO ALCANZARÁ LA ESTRATOSFERA POR 100.000 €
El medio de transporte elegido es un globo espacial que elevará a la estratosfera a los primeros turistas. El despegue se realizará desde el Instituto Tata de Investigación Fundamental (TIFR) en el Sur de Asia, mientras que para el primer vuelo desde España se espera para finales del primer trimestre de 2023, poco antes de Semana Santa. La compañía espera que ambos vuelos sean un éxito y planea comenzar a operar los vuelos comerciales en 2025, para instalar bases en los cuatro continentes cuatro años más tarde.
El prototipo utilizado es una cápsula espacial con capacidad para nueve personas, el piloto y otros ocho pasajeros, cuenta con ventanas panorámicas para poder ver La Tierra a 40 km de distancia y una vista de 360 grados, lo que permitiría ver el espacio exterior a la atmósfera. El precio por trayecto será entre 100.000 y 200.000 dólares.
La compañía, fundada en 2021 por Carlos Mira, participará así en un mercado potencial de 3.000 millones de dólares para la próxima década, según los números del banco suizo UBS. «Nuestra prioridad, desde el primer día, ha sido la excelencia técnica y operativa», ha afirmado el también consejero delegado de Halo.
«: «Llevar a miles de pasajeros al filo del espacio y observar la curvatura de La Tierra», en una experiencia que cambiará sus vidas a 40 kilómetros de altura.
HALO CONFÍA EN UN EX DIRECTIVO DE AIRBUS
Carlos Mira y Alberto Castrillo, director de Tecnología (CTO), han reunido un consorcio de empresas aeroespaciales de primer nivel como CT Engineering Grau, Aciturri, GMV y TIFR Balloon Facility para colaborar con HALO en el desarrollo de su programa de vuelos. Castrillo cuenta con una larga trayectoria profesional en Airbus. En sus más de 40 años en esta compañía ha desempeñado funciones ejecutivas -tanto en la ingeniería como en la producción de cuatro modelos diferentes de aviones-. Así, cree que esta configuración es uno de los factores clave y diferenciales de la startup.
«Trabajar con un grupo de empresas con tanta experiencia y aprovechar la tecnología existente y testada nos ha permitido avanzar con rapidez, al tiempo que hemos garantizado la aplicación de los más altos estándares de seguridad en cada paso del desarrollo del programa, y ahora estamos listos para comenzar nuestros vuelos de prueba», ha sostenido el directivo.
INDIA, PRIMER CENTRO DE OPERACIONES DE HALO
En su primer vuelo, Halo se elevará a 35 km de la superficie terrestre para alcanzar la estratosfera durante aproximadamente seis horas. Para este primer vuelo se ha escogido el TIFR en la India al ser un socio de Halo en la fabricación de globos para el programa de pruebas. Este instituto ya ha lanzado más de 500 globos científicos lanzados a una altura de 43 kilómetros ha sido de gran valor para el proyecto de turismo espacial.
El objetivo «es lanzar con éxito nuestra cápsula, alcanzando una altitud de 35 kilómetros antes de descender, y finalmente aterrizar», según Castrillo. Es decir, un viaje completo sin errores. En el proceso, se validarán los algoritmos de simulación de vuelo, se probará la comunicación entre la cápsula y el control de vuelo; mientras se recogerán datos de los sensores instalados en la cápsula. La empresa ha instalado miles de puntos de medidores de datos a lo largo y ancho del fuselaje.
A diferencia de las otras compañías, Halo alcanzará los límites de la estratosfera. Cabe recordar que el turismo espacial se ha desarrollado en tres categorías distintas: orbital, suborbital o parabólico y casi espacial.
HALO, VUELOS SUBORBITALES A 35 KM DE LA TIERRA
El vuelo orbital consiste en permanecer en órbita a una altura de más de 300 kilómetros sobre la tierra, dando vueltas al planeta a altas velocidades. Este tipo de viajes puede durar horas o días y los pasajeros han debido superar un entrenamiento previo. En la actualidad, los billetes de vuelo orbital se comercializan a un precio de hasta 50 millones de dólares.
Un vuelo suborbital, en cambio, es más parecido a un salto espacial, un cohete presurizado, con capacidad para menos de diez pasajeros, forma una trayectoria en arco para alcanzar una altitud de entre 60 y 110 kilómetros sin entrar en órbita, y luego comienza el descenso. El viaje tiene una duración de entre 20 y 90 minutos, con un vuelo de planeo que dura entre 5 y 15 minutos, con un coste de entre 250.000 y 500.000 dólares cada billete.
Halo, por su parte, escoge los vuelos cercanos al espacio, lo que permite abaratar los costes de producción y reducir el precio de la experiencia para sus clientes. Se trata de vuelos que ascienden a altitudes de entre 25 y 40 kilómetros, lo que permite ver la inmensa curvatura del planeta tierra, con una duración de entre un mínimo de cuatro y un máximo de seis horas, mucho más larga que el resto de los actuales vuelos disponibles. Además, las cápsulas presurizadas de Halo ascienden sin emisiones de CO2, por lo que es la forma más ecológica de visitar el espacio. Todo ello permite reducir el coste de los billetes.