Flamingos Vintage resucita la histórica Casa Gralla de Barcelona con su tienda número 44. El emblemático inmueble está situado en el barrio Gótico de la Ciudad Condal, donde las tiendas más antiguas han dado paso a otro tipo de establecimientos más modernos tras el fin de la renta antigua.
El líder de la moda vintage tiene un estilo propio ya que vende al peso, y no prenda a prenda. Para ello, ha escogido una de las casas más antiguas y emblemáticas de Barcelona, un inmueble del siglo XIV situado en la calle Portaferrisa. Para esta operación, Flamingos ha contado con el asesoramiento de la consultora inmobiliaria Laborde Marcet.
Con esta tienda, Flamingos Vintage alcanza un total de 15 establecimientos en Barcelona, mientras reparte otros 30 fuera, con Madrid, Bilbao y Sevilla como máximos exponentes, así como Nueva York, Los Ángeles, Houston y Miami en Estados Unidos. Se trata de una de las mayores operaciones en el sector retail de los últimos meses en Barcelona, si bien no se han desvelado precios.
FLAMINGOS VINTAGE ABRE EN LA CALLE DE MODA DE BARCELONA
La vivienda, fundada en el año 1306 es la «joya de la corona», según ha destacado Daniel Martínez, fundador de Flamingos Vintage Kilo. Este empresario hecho a sí mismo pretende reabrir la Casa Gralla en Navidad, con el mismo aire renacentista y arquitecturas únicos en Barcelona. «El proyecto está enfocado a ser un multiespacio de moda con marcas de primer nivel, piezas vintage únicas, exhibiciones y exposiciones de arte», ha afirmado Martínez.
«En los últimos meses se ha registrado un gran dinamismo en el eje comercial de Portaferrissa», según ha sostenido Ángela Sánchez, directora de Retail de Laborde Marcet. En este sentido, ha señalado que numerosos actores del sector inmobiliario terciario han traspasado sus tiendas a esta emblemática calle. Y es que, la pandemia ha dejado un reguero de locales vacíos.
PRECIOS DESORBITADOS CERCA DE LA TIENDA DE FLAMINGOS
La calle escogida es una de las más transitadas de la zona a tenor de la ocupación mostrada en los locales comerciales y los elevados precios de alquiler, que llegan a exigir hasta 10.000 euros mensuales por un espacio de apenas 80 metros cuadrados. Y es que, Flamingos Vintage kilo está rodeado de tiendas y establecimientos emblemáticos de la Ciudad Condal.
Los propietarios que han puesto en venta otros inmuebles de la zona piden no menos de 400.000 euros para cerrar la operación, eso sí, por locales de más de 300 metros. Aún así, el precio «es elevado» para la actual coyuntura económica, según han admitido fuentes del sector a MERCA2.
Sin ir más lejos, la misma Casa Gralla ha albergado desde una tienda de prendas para lluvia a un centro comercial; e incluso la sede de una conocida empresa de seguros. A los flancos de este mismo inmueble se han situado una tienda de Majorica y bisutería, así como la casa regional de Murcia. En la calle aparecen establecimientos más modernos, que se combinan con tiendas más inusuales. Así, están instaladas algunas tiendas de telefonía, prendas deportivas, marcas de diseño para jóvenes.
CASA GRALLA, OCHO SIGLOS DE HISTORIA Y UNA MUTILACIÓN
En sus ocho siglos de historia, el inmueble ha sufrido inclemencias e incluso descomunales obras que acortaron su fachada para dar cabida a más viviendas en Barcelona. La más violenta fue en julio de 1856, cuando se desmontó su majestuosa fachada. Los restos fueron a un terreno donde se levantó el hospital Sant Pau.
Martínez es un emprendedor al uso, tradicional. Se enamoró de una idea y trata de explotarla con el máximo potencial posible. Descubrió este negocio en un viaje a Estados Unidos, con tan sólo 21 años, y a los 23, en los albores de la burbuja inmobiliaria, abrió su primera tienda en Barcelona. El negocio es sencillo, al menos sobre el papel.
FLAMINGOS, VENDER SIN INTERMEDIARIOS
El compra la ropa de segunda mano en Estados Unidos y la ofrece a sus clientes a precios de entre 13 y 39 euros el kilo. También vende prendas sueltas, según aparece en su página web. Con independencia del tejido, un mismo usuario puede comprar unos vaqueros, una camisa de lino y un vestido de mujer por el mismo precio. Eso sí, éste varía en función de la calidad, el estado y la antigüedad. Un único vestido puede llegar a costar 100 euros.
La expansión del negocio se centra en esos paquetes asequibles para todos los bolsillos. Chaquetas, camisas, vestidos… Todo es posible en un mismo lote. Desde Estados Unidos, su cuartel general, se clasifican las prendas y se escoge su destino en tienda. La fórmula es vender y comprar directamente a particulares, sin intermediarios en la cadena. Una idea más sostenible y que abarata al máximo los costes. La ropa que más vende se centra en los 70, 80 y 90.
El negocio es de tal magnitud que hasta empresas como el gigante Inditex han entrado en este mercado de segunda mano. Si bien, Flamingos es genuino y con años de experiencia, así como muy conservador a la hora de ofrecer los productos. No obstante, Martínez tiene en marcha otras líneas de negocio textil.