La España rural se ha convertido en el punto focal de la descarbonización que debe llevar adelante nuestro país para poder cumplir con los compromisos de reducción de emisiones que ha firmado en el marco europeo.
En esos entornos, los de menor desarrollo, ya ha comenzado un proceso que ha librado al país de al menos 39 millones de toneladas de CO₂ en un solo año o, lo que es igual, al 12% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero que se registraron en España en doce meses.
Los datos, recogidos por el ‘Observatorio de Descarbonización Rural: informe de síntesis anual 2021’, revelan la incidencia que tiene el campo español en una menor generación de este tipo de gases y las posibilidades que existen en las zonas rurales del país para poder alcanzar una interacción más amable con el planeta.
El observatorio, una iniciativa desarrollada por CIDE, una asociación de pequeñas empresas distribuidoras de energía eléctrica, habla del potencial energético que existe en las zonas rurales: cerca del 88% de la potencia instalada de energía renovable se encuentra en esas áreas.
LOS RESIDUOS COMO FUENTE DE ENERGÍA
Una de las fuentes más importantes con las que cuenta la España rural para generar energías limpias son, entre otros, los propios residuos que provienen de las actividades agrícolas. Su reciclaje, como parte de la economía circular, resulta vital por ejemplo, para descarbonizar sectores como el de la movilidad.
Los residuos de los aceites vegetales o de las grasas animales, los restos de cosechas como la de la caña de azúcar, las remolachas y otros cultivos más suelen ser utilizados en entornos rurales de todo el mundo para generar biocombustibles, una alternativa que resulta una solución para alcanzar una movilidad más sostenible.
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Actualmente, España ocupa el tercer puesto en Europa en consumo de biocombustibles para el transporte en la Unión Europea, sólo superada por Alemania y Francia. Los datos sobre la situación del uso de las energías renovables en Europa, incluidos en un barómetro realizado por Eurobserv’er, señalan que la mayor eficiencia en la producción de biodiesel reduce los costos de las materias primas, lo que favorece la situación de las zonas rurales.
Un ejemplo de estos motores económicos por explorar son las plantas de transformación de desechos. Susana Benedicto, coordinadora de Transformación en el Complejo Industrial de Repsol en A Coruña, explica la importancia de ubicar estas plantas cerca del origen de estos residuos. «De esta forma se establece una cadena de valor con los proveedores locales, se reducen los costes logísticos y se crea riqueza en la zona, integrando el mundo rural e industrial y fomentando la colaboración público-privada».
BIOCOMBUSTIBLES: OTRA PERSPECTIVA DE DESARROLLO
El hueso de aceituna, un desecho orgánico frecuente en las zonas agrícolas, sirve para fabricar productos tan diversos como cosméticos o pellets. Pero hoy su aprovechamiento va mucho más lejos: este residuo (y otros como la celulosa o el estiércol) se pueden transformar en biocombustibles avanzados, una nueva generación de combustibles renovables cuya huella de carbono es hasta un 90% menor que los tradicionales, según estiman los expertos.
Un producto que no depende de materiales finitos, algo que según los expertos puede ayudar a reducir la dependencia energética y a descarbonizar la economía. Según explica Susana Benedicto, a medio plazo se ampliará la gama de desechos susceptibles de convertirse en biocombustibles: «Se podrán procesar materiales que requieren un tratamiento más complejo, como, por ejemplo, residuos sólidos urbanos, excedentes de purines de ganadería, restos de podas o maleza. En estos casos, es necesario realizar inversiones en nuevas instalaciones para convertir estos residuos en otros productos intermedios que puedan incorporarse a la refinería, y en eso estamos trabajando».
A su juicio, la economía circular es una oportunidad única desde el punto de vista económico para contar con fuentes de materias primas que ofrezcan facilidades de desarrollo en las áreas donde las alternativas son limitadas.
UNA CUOTA DE 14% PARA 2030
En la Unión Europea existe el compromiso de garantizar que la cuota de energía renovable en el sector transporte sea como mínimo, del 14% para el año 2030 y para ello, los combustibles renovables tendrán un papel clave. Y no se trata del único pacto al respecto. En España hay una serie de objetivos para afianzar la economía circular durante los próximos años, a través de planes de acción que están en sintonía con los compromisos europeos.
«A nivel general España recicla casi el 38% de los residuos que genera, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)»
Actualmente, a nivel general España recicla casi el 38% de los residuos que genera, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y si bien se nota una mejora durante los últimos años, según se refleja en la Estrategia de Economía Circular ‘España Circular 2030’, todavía queda un camino importante por recorrer, desde la mejora en el uso del agua hasta la reducción de los residuos, ya que la reutilización de los desechos es uno de los pilares y de las medidas con mayor incidencia económica y social.