Las pautas estacionales en el S&P 500 son una de las estrategias más seguidas en el mundo de la inversión, quizá por ello funcionan en una alta probabilidad a lo largo del tiempo. Cuantos más inversores muestren el mismo comportamiento, mayor es la probabilidad de que el mercado en su conjunto les haga caso.
En este 2022, la pauta podría repetirse pese a la recesión, la inflación, la invasión de Rusia a Ucrania y la crisis energética en ciernes, al menos en Estados Unidos. Y es que, el próximo 8 de noviembre tendrán lugar las elecciones legislativas, que afectan tanto al Senado como al Congreso. Fijándose únicamente en el comportamiento del S&P 500 durante los primeros tres meses del año y los tres meses precedentes a la votación.
En estas elecciones, el S&P 500 ha mostrado un movimiento más brusco respecto a los años en los que no se convocan. Pese a que la rentabilidad a largo plazo es positiva, en un año de elecciones la mirada se centra en los primeros meses. Si las Bolsas caen, malo para el partido que ostenta el poder.
Sin embargo, la incertidumbre mostrada en este 2022 aparece justo en un año de elecciones a mitad de legislatura, como ha ocurrido en la mayoría de años. De hecho, el escenario para los demócratas es muy negro con un país en recesión y una inflación desbocada, pero en Estados Unidos poco o nada se deja al azar y la actuación de la Reserva Federal está medida con cuentagotas.
LAS ELECCIONES EN MITAD DE MANDATO EN ESTADOS UNIDOS NO MARCAN UNA TENDENCIA CLARA
El comportamiento habitual es de una caída durante los primeros meses para después remontar poco antes de los comicios. Sin embargo, el desplome del 20% en la primera mitad del año ha hecho mella en los bolsillos de los votantes –el 90% de las familias estadounidenses invierte en Bolsa-, mientras soportan con ahorros el sobrecoste de la inflación. La rentabilidad mostrada de enero a octubre en estos comicios de noviembre se sitúa de media entre el 2,5% y una caída del 2,5%, de media, frente a una subida cercana al 10% respecto a la media histórica del S&P 500.
A pesar de los temores por la victoria demócrata en 2020, el S&P 500 se embolsó una ganancia del 42% en el año y medio posterior
Por norma general, en estas elecciones el partido que ostenta el poder pierde escaños en la mitad de la legislatura. De media, se dejan una treintena de escaños en el Congreso y otros cuatro senadores, como ha ocurrido en las últimas 22 elecciones, según ha recordado Matt Miller, de Capital Group, en un apunte en su blog.
En este sentido, a pesar de los temores por la victoria demócrata en 2020, el S&P 500 se embolsó una ganancia del 42% en el año y medio posterior. Asimismo, si un mismo partido se hace con el control de las cámaras y además ostenta la presidencia, la subida es de al menos dos dígitos. Cuando es la oposición quien ostenta el control en el Congreso, la media aporta una subida del 7,4%.
No obstante, este año está siendo muy atípico en la renta variable y fija. Las caídas desde el inicio del año son la tónica y por pautas estacionales, octubre y noviembre suelen dar buenos rendimientos a los inversores, por lo que no es descartable una buena recuperación pese a la recesión técnica presente en Estados Unidos y a las puertas de este escenario en Europa. En la renta fija, la curva de tipos se ha invertido, mostrando así el inicio de la recesión.
EL S&P 500 MARCA TENDENCIA TRAS LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES
En año de elecciones presidenciales, en 2024, la teoría, estudiada desde 1920, apunta que si el S&P 500 sube tres meses antes de estos comicios se puede conocer al ganador de las urnas. Si sube en ese tiempo, el presidente que ostenta el mando de Estados Unidos será reelegido, mientras si cae ganaría la oposición.
La probabilidad de estos sucesos en el último siglo es del 87%, es decir, se ha cumplido en 20 de las últimas 23 ocasiones. En este sentido, los demócratas de Biden perderían frente a los republicanos en esta especie de referéndum electoral, donde un tercio de los congresistas se juegan su puesto. Y es que, el S&P 500 debería remontar más de un 8% en las próximas 20 sesiones, un rebote importante, pero ni mucho menos descartable pese a la actuación agresiva de la FED y el recorte de la producción de petróleo, que implicaría a su vez una mayor presión a los precios.
Pero hay más. El dólar muestra también una tendencia similar. La oposición se haría con el poder si el billete verde se fortalece durante los tres meses precedentes a las elecciones. Por el momento, la divisa más reconocida a nivel internacional se muestra robusta frente al resto, especialmente frente al dólar, la libra y el yen. Este movimiento en el cómputo de los tres meses precedentes a los comicios daría la victoria también a los republicanos con una probabilidad del 87,5%.
EL DÓLAR Y SU FORTALEZA FAVORECE A LOS REPUBLICANOS
Fijándose en otro de los índices más importantes del mundo, como el Dow Jones, la tendencia electoral se cumple con una alta probabilidad. Si este índice sube, los demócratas están mejor posicionados frente a los republicanos. En caso contrario, como ocurre este 2022, los republicanos podrían tener un mayor control en las Cámaras. De hecho, la remontada para este selectivo tendría que ser superior al 20% para borrar la caída del 17% desde enero.
Siguiendo la situación económica, las últimas recesiones no son sinónimo de caídas en el cómputo del año. De esta forma, si la caída de la economía dura 11 meses, la rentabilidad del S&P 500 alcanzó tasas positivas del 1%. Sin embargo, las hay con ascensos del 18%, pero también con un severo castigo del 40%, como en 2008. Sin embargo, esta recesión es muy distinta de las anteriores.
La presión inflacionista, los cuellos de botella y el alza de tipos de interés no se había registrado hasta ahora en la economía de Occidente. Por tanto, no es comparable a otros escenarios. De hecho, la etapa más parecida es el periodo inmediatamente anterior a la II Guerra Mundial. Por el momento, lo único que se parece es la caída del S&P 500 en el primer semestre del año, si bien aún no se está teniendo el mismo efecto en el paro. Eso sí, las empresas de Wall Street están paralizando contrataciones.