Es una de las recetas más queridas, y se pueden hacer de mil sabores. Las croquetas se han aupado a una posición muy elevada dentro de los platos favoritos, junto con la paella o la tortilla de patatas. En cambio, esta maravilla de bechamel no es nada fácil de hacer si se quiere conseguir la perfección.
A veces se abren al freírlas y derraman su contenido, quedando secas, otras veces quedan demasiado compactas y con una textura desagradable, las hay que tienen un desagradable sabor a harina cruda, o que carecen de sabor… Todo eso se puede corregir siguiendo algunos trucos para que queden perfectas.
2Una buena bechamel para tus croquetas
La bechamel es la base de las croquetas, por lo que debe quedar perfecta para obtener el mejor resultado. Esto pasa por usar los ingredientes adecuados, y también por elegir una buena proporción de harina.
La harina debe saltearse un poco en la mantequilla para evitar que tenga sabor a cruda. Es algo que no todos tienen presente y que deja un sabor desagradable.
La masa debe quedar con una textura adecuada, con un perfecto compromiso entre cremosidad y consistencia para que te permita dar forma. Y, por supuesto, sin grumos. Para evitar la formación de grumos, puedes usar unas varillas en vez de una cuchara.