Hay dos tipos de personas en el mundo: las que prefieren los sabores dulces y las que prefieren los salados. El sentido del gusto es tan importante como todos los demás, ya que nos permite diferenciar los diferentes sabores de los alimentos: dulce, salado, amargo, ácido y umami. Esto, además de ayudarnos a reconocer alimentos aptos o no, también contribuye a que el hecho de alimentarnos nos resulte placentero.
6CUESTIÓN DE DOPAMINA
La naturaleza es tan sabia que nos ha dado la capacidad de sentir placer comiendo para que queramos hacerlo a menudo. Cuando comemos alimentos que nos gustan, nuestro organismo produce dopamina, la hormona de la recompensa. Ocurre con alimentos muy calóricos, como frituras, comida rápida, bollería, chocolates. Por eso, cuando tenemos una bajada de energía, nuestro cuerpo quiere dopamina y lo primero que nos apetece son unas patatas fritas o un donut, según las preferencias, para conseguir un chute rápido de energía. Cuando esto se repite, afianzamos nuestro gusto por lo dulce o por lo salado, gracias este neurotransmisor, que nos hará desear siempre un sabor por encima de otro.
