Todos asociamos las infusiones con la salud, y solemos recurrir a ellas por sus efectos medicinales, para aliviar ciertos malestares o para mejorar nuestro bienestar. Son de origen vegetal y están compuestas de hierbas medicinales, así que damos por sentado que son siempre buenas e inocuas para nuestro organismo. Sin embargo, hay que tener ciertas precauciones, ya que no todo es tan positivo como creemos.
Algunas de las infusiones más habituales contienen sustancias que pueden llegar a ser nocivas si no se consumen con precaución. Como dijo el médico Paracelso, “Sólo la dosis hace que una cosa no sea un veneno “, y esto aplica a nuestro tecito de la tarde. Infusión de frutas, valeriana, manzanilla, poleo, tila, anís, jengibre, tomillo, té… La oferta disponible es amplísima, y está bien aprovechar sus beneficios y de la satisfacción de tomar una bebida caliente a media mañana. Pero de nuevo, con mesura. Estos son algunos riesgos que pueden acarrear.
5INFUSIONES Y RIESGO DE ANEMIA
Tomar el almuerzo o la cena con una taza de infusión o de café, es un gesto de lo más habitual; sin embargo, puede resultar perjudicial para la salud. Estas bebidas contienen principios activos que reducen la absorción del hierro, como la cafeína y la teína, lo que significa que podría desembocar en problemas de anemia.
Esto hay que tenerlo en cuenta si se tiene tendencia a tener unos niveles bajos de hierro, como puede ocurrir en muchas mujeres durante el periodo menstrual. Si se desea disfrutar de estas bebidas, lo mejor es hacerlo entre comidas y no inmediatamente después. Así damos tiempo al organismo a que absorba todos los nutrientes.