Hay una larga e innoble tradición en muchos deportes de culpar al árbitro de la derrota. En España, es casi ya una religión. Eso también pasa en economía y en política, aunque los jueces son otros: los inversores o más bien llamados especuladores. Pero hay algunas veces, muy pocas, que esa rutinaria mala costumbre tiene su parte de verdad, en especial, cuando la diferencia es tan pequeña que la marca el propio mediador. Eso podría aplicarse al mercado energético europeo y a su escaso volumen de activos en negociación que agranda notablemente las decisiones de una serie de actores financieros.
LOS ÁRBITROS DE LOS MERCADOS
Los especuladores son los árbitros de los mercados financieros. Desde hace tiempo se ha comprobado que su existencia beneficia más que pervierte el buen desarrollo de los mercados. Sobre todo, porque ayudan a generar precios de una forma más eficiente, lo que ayuda a todos los actores. Pero no siempre es así, sino que hay pequeñas excepciones. En especial, cuando el volumen de negociación es pequeño, ya que puede ser utilizado por los propios agentes financieros. “Los especuladores pueden aumentar la volatilidad y crear picos de precios si operan de manera oportunista”, explicaban desde Bloomberg acerca de su intromisión en el mercado de CO2.
Hasta no hace mucho, y a diferencia de Asia, en Europa el mercado eléctrico y del gas era tranquilo
Ahora, muchos se han pasado al energético. Especialmente, a los futuros energéticos como los de la electricidad o el gas. Así, este tipo de mercados cumple una de las premisas más importantes a que puedan ser atacados por los especuladores: un tamaño reducido. Hasta no hace mucho, y a diferencia de Asia, en Europa el mercado eléctrico y del gas era tranquilo, ya que el suministro asegurado de Rusia y África junto con el respaldo del gas barato estadounidense mantenía una estabilidad de precios. Pero todo eso ha saltado por los aires, mientras que el mercado, como tal, no ha crecido con ello, lo que ha aumentado los fuertes picos.
EUROPA, EL MERCADO ENERGÉTICO MÁS PEQUEÑO
Para hacerse una idea de lo anterior, sirve ponerle cifras. Así, Europa fue la región en la que menos volumen de futuros y opciones relacionadas con la energía se habían negociado en los mercados en todo el mundo con apenas 5.450 millones de contratos negociados, según los datos de la FIA que es la principal organización para el comercio mundial de futuros. Esa cifra está muy por detrás de los 30.550 millones de contratos de Asia-Pacífico, los 15.380 millones de America del Norte o incluso los 8.890 millones de contratos negociados en América Latina.
El cambio eran los nuevos planes de la UE para regular los precios
Y, a su vez, también se puede apreciar en las fuertes oscilaciones en el precio de dichos activos en los últimos meses. Un buen ejemplo es lo que ha sucedido actualmente con el precio futuro de la electricidad en Europa. Así, la semana pasada su valor se disparó verticalmente hasta valores nunca antes vistos y que pusieron en peligro de quiebra a muchas empresas. A esa subida súbita le seguiría más tarde, ya esta misma semana, una caída igualmente abrupta. El cambio eran los nuevos planes de la UE para regular los precios. Pero la virulencia de uno y otro movimiento implica que detrás está la mano de la especulación.
EL CASO DE WIEN ENERGY
Pero esos especuladores, ¿son todos agentes financieros? La respuesta es que no tiene porque. Obviamente, hay una parte importante de empresas de correduría que están probando a hacer negocio con este tipo de instrumentos, pero también son las propias empresas energéticas las que están detrás. Uno de los casos que han saltado últimamente es el de la austriaca Wein Energy que le ha tenido que pedir al Gobierno de Austria una línea de liquidez de 2.000 millones de euros. La razón es que su apuesta por los futuros de la electricidad en Europa no han salido nada bien.
El negocio de Wein Energy es sencillo, ya que genera energía que posteriormente vende a los ciudadanoS
El negocio de Wein Energy es sencillo, ya que genera energía que posteriormente vende a los ciudadanos. Pero ese proceso se complica al intervenir los mercados energéticos, ya que para abarcar más clientes compra y vende energía en ellos. La apuesta de la firma energética terminó resultando demasiado arriesgada, ya que podría haber especulado con hasta 8.000 millones de euros en derivados que vendió a precios más bajos de lo que finalmente tuvo que asumir. Así, cuando la semana pasada los precios de la electricidad se dispararon, algo con lo que no parecía contar, la compañía no pudo hacer frente a las garantías para recibir esa electricidad.
Al final, ha tenido que intervenir el Gobierno para asegurar que la compañía puede entregar electricidad a sus contribuyentes. “El lunes 29 de agosto de 2022, Wien Energie tuvo que pagar 1.750 millones de euros en depósitos de seguridad para el comercio de energía. Estos depósitos en garantía se relacionan esencialmente con las ventas de electricidad que ya se han realizado en el pasado pero que aún no han sido procesadas”, explicó la propia empresa. Una cantidad que, por suerte, se ha ido reduciendo a medida que los precios caían.
CUALQUIERA PUEDE SER INVERSOR/ESPECULADOR
Pero si vuelven a subir el problema podría agravarse notablemente. “En el peor de los casos, es decir, si el precio de la electricidad se duplica nuevamente esta semana, Wien Energie necesitaría 5.000 millones en garantías. Los 10.000 millones se refieren a un empeoramiento de la situación en el peor de los casos”, advierte la compañía. Por contrapartida, los que ganan dinero son aquellos que compraron futuros a precios más bajos y ahora pueden vender esos futuros a precios más altos. Y viceversa, aquellos que durante el crecimiento de precios se pusieron en corto, apostaron por una caída de precios, ahora se están forrando.
En definitiva, el juego a especular con el precio de la electricidad se ha vuelto un deporte muy rentable para los grupos organizados porque son capaces de aprovechar esos picos. Aunque también para otros inversores avezados. De hecho, prácticamente cualquiera puede comprar este producto para la electricidad, el gas o el petróleo y casi con cualquier tipo de duración. Aunque antes de jugar hay que tener claro que para llevar a cabo esos contratos se necesitan garantías monetarias, sino saltan cuando pierden mucho valor. El caso de Wien Energy es buen ejemplo y es más que seguro que no será el único si los valores siguen saltando de pico en pico.