Cuando el covid-19 golpeó a los mercados, muchas miradas se posaron en Warren Buffett. Al fin y al cabo, el prolífico inversor había demostrado una habilidad inaudita para sacar rendimientos extraordinarios de otras crisis. De hecho, el papel de su vehículo de inversión, Berkshire Hathaway, como inversor de último recurso con General Electrics o Goldman Sachs, dejó rentabilidades superiores al 50%. Pero uno de sus primeros movimientos fue sin embargo apostar por el gas. Así, Buffett se lanzó a comprar los activos de gas de Dominion Energy, lo que se ha convertido en un éxito. Ahora, el mejor inversor de todos los tiempos ha posado su mirada sobre el petróleo.
También sus garras. De hecho, la participación de Berkshire Hathaway, su brazo inversor, ya posee más del 20% de Occidental Petroleum, lo que la convierte en el mayor accionista con diferencia. Además, el 19 de agosto obtuvo la autorización de un regulador de energía para comprar hasta la mitad de las acciones de la empresa. Un afán que ha llevado a Oxy, como se conoce a la empresa, en el valor más revalorizado del S&P500. también es uno de los puntos de referencia del mercado de valores de Estados Unidos, ya que la ambición de Buffett ha alimentado la especulación de una posible adquisición.
¿QUÉ HA LLEVADO A BUFFETT HASTA ‘OXY’?
La respuesta parece evidente viendo el precio y la demanda de petróleo. Pero la decisión en sí esconde dos detalles importantes. El primero es que pone de relieve la importancia del sector petrolero en Estados Unidos a medida que los precios vuelan. También a medida que las sanciones a Rusia presionan las comprar de uno de los grandes productores mundiales. De hecho, las empresas estadounidenses se han convertido en la gran gasolinera de occidente, ya que recientemente superó sus propios límites en materia de exportación. Ahora, EEUU es el mayor exportador del mundo, prácticamente.
Y esa capacidad no es nueva. Tampoco es temporal. De hecho, Estados Unidos se ha convertido en el gran aliado europeo para abastecerse de materias primas energéticas como el gas o el petróleo. Eso se puede apreciar en la evolución de las exportaciones del gigante americano, aunque hay una forma mejor: las acciones de las compañías petroleras. así, la gran mayoría están muy cerca, a apenas un 10%, de superar máximos históricos. Algo que sirve tanto para los frackers, como ConocoPhilips o Pioneer, como a las más tradicionales como Exxon, e incluso aquellas con un perfil más de refinadores como Marathon.
Entonces, ¿es eso lo que ha llevado a Buffett hasta ‘Oxy’ y el petróleo? Muy probablemente, aunque ni el propio inversor lo termina de confirmar. De hecho, cuando se le pidió que explicara en abril por qué Berkshire había adquirido una participación del 14% en Occidental Petroleum su respuesta fue larga, pero poco concisa. Incluía una reflexión acerca de la «Teoría general» de John Maynard Keynes de 1936, y una divertida descripción de por qué Wall Street todavía se parece a una sala de juego, como lo era entonces. Aunque apenas mencionó a la compañía. Vicki Hollub, su jefa, señaló que » tenía sentido». La única explicación concisa provino de Charlie Munger, el antiguo compañero de Buffett: «Encontramos algunas cosas que preferíamos poseer a las letras del Tesoro».
¿POR QUÉ DEL SECRETISMO DE BUFFETT Y EL RESTO DEL EQUIPO?
En primer lugar, porque podría ser cierto eso de que Buffett tiene la intención de comprar la compañía. Eso explicaría en parte ese secretismo para no desvelar más detalles, al fin y al cabo, los inversores ya tienen en mente ese escenario. De hecho, el valor de la compañía se ha disparado en los últimos meses a medida que Berkshire incrementaba posiciones dentro de la compañía petrolera. Una revalorización que está siendo vertical. De hecho, desde que la pandemia golpease al sector petrolero, OXY se ha revalorizado hasta un 360%.
Pero la poca predisposición de Buffett a hablar de dicha compra también podría esconder algo de vergüenza, ya que invertir en empresas petroleras, en estos días que corren, no deja una buena imagen. Aunque OXY está tratando de cambiar eso. La compañía está apostando por tecnologías para la captación de carbono para reducir su huella de carbono neta. La principal forma es a través de gigantescos ventiladores de extracción y enterrarlo bajo tierra. Así, la firma pronto comenzará la construcción de su primera planta, que costará hasta 1.000 millones de dólares y estará ubicada en la Cuenca Pérmica de Texas. Sus planes de referencia son construir 70 en todo el mundo para 2035.
OXY se reafirma acerca de su compromiso para convertirse en cero emisiones netas para mediados de siglo. Pero por el momento todavía sigue siendo una inversión tan rentable como poco vistosa. Aun así, la apuesta de Buffett es una señal de que el boom del sector petrolero estadounidense ha llegado para quedarse. Así, las firmas como Occidental Petroleum son imprescindibles para que Europa, principalmente, siga pudiendo desarrollar su actividad normal mientras se olvida de Rusia. Además, las intenciones de la compañía para frenar, dentro de lo que cabe, su huella de carbono también es una muestra de que tienen pensado seguir en la cúspide durante muchos años.