El ritmo de vida alocado que solemos llevar nos obliga en muchas ocasiones a recurrir a ayudas externas para obtener esa dosis extra de energía que necesitamos para completar el día. Por este motivo, el mercado de bebidas energéticas es tan amplio, y contamos con una enorme gama de productos, marcas y sabores para elegir. Todas ellas tienen burbujas y un gusto dulce, y parecen simples refrescos para tomar en cualquier momento del día. Además, se han realizado excelentes campañas de marketing que las presentan como bebidas muy apetecibles, sin mostrarnos su lado más perjudicial. No pasa nada por consumir una de estas bebidas energéticas de vez en cuando, ya sea por gusto o por sus efectos, pero es importante tener en cuenta que son productos perjudiciales y que no debemos utilizarlas con asiduidad.
Están compuestas a base de cafeína y azúcar principalmente, aunque algunas marcas ofrecen variedades enriquecidas con estimulantes como el ginseng o la taurina, que si bien son eficientes, no son nada nutritivos. Si ingerir bebidas energéticas se convierte en un hábito, debemos saber que nos enfrentamos a una serie de efectos negativos que pueden poner en peligro nuestra salud.
A corto plazo, si tomamos estos brebajes de forma habitual, podemos experimentar dolores de cabeza frecuentes, mareos, problemas de deshidratación, dolor de estómago y dificultad para conciliar el sueño. Tan solo 100 ml de este producto puede contener 15 gr de azúcar. La Organización Mundial de la Salud recomienda no sobrepasar los 25 gr de azúcar al día, y si tenemos en cuenta que una lata contiene unos 200 ml, en unos minutos estamos sobrepasando esta indicación.
En cuanto a la cafeína, una lata puede contener entre 100 y 400 md de esta sustancia. Para que podamos comparar, una taza de café aporta entre 75 y 100 mg, así que podríamos decir que una bebida energética es como beberse cuatro cafés cargados del tirón. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, el máximo recomendado de cafeína al día es de 400 mg.
EFECTOS NOCIVOS A CORTO Y LARGO PLAZO
Las bebidas energéticas son un invento reciente. Se empezaron a comercializar en Asia en la década de los 70, lo que significa que no hay todavía estudios suficientes sobre sus efectos a largo plazo. No obstante, la revista American Journal of Cardiology publicó una investigación donde se recogen los posibles problemas que pueden provocar, atendiendo a sus elevadas dosis de azúcar y cafeína.
- Problemas cardiacos y renales. Estas bebidas estimulan en exceso el corazón, y con el tiempo puede generar alteraciones en el ritmo cardiaco, aumento de la presión arterial y arritmias. Precisamente, al alterar la presión arterial también se incrementa el riesgo de distintos problemas renales.
- Malos hábitos. Cuando las bebidas energéticas se convierten en un recurso habitual para poder rendir, es fácil adquirir malos hábitos en el día a día, como no cuidar las horas de sueño. Lo ideal es respetar nuestro ritmo natural y adecuar las actividades cotidianas a nuestras posibilidades reales sin ayuda de estimulantes.
A pesar de esto, no son pocas las personas que consumen este tipo de bebidas energéticas. Según un estudio realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, un 68% de los entrevistados de edades comprendidas entre los 10 y los 18 años, ingerían estos productos con cierta frecuencia.
Otro aspecto preocupante es que, además de aportar grandes dosis de cafeína y azúcar, muchas bebidas de este tipo llaman otros componentes que sirven para potenciar la energía y la concentración. Se trata de combinaciones que pueden ser peligrosas en determinados casos y estados de salud. Por ejemplo, el ginseng puede agravar problemas previos de coagulación y el guaraná puede generar problemas de insomnio.
Las bebidas energéticas son seguras si se consumen de forma muy moderada. Efectivamente, pueden permitirnos un mejor rendimiento de forma inmediata en circunstancias puntuales, pero de ninguna de las maneras puede convertirse en nuestra dosis de energía diaria. Si alguien siente que realmente lo necesita para poder abarcar sus tareas rutinarias, lo recomendable es que acuda a su médico para detectar posibles déficits nutricionales. Realmente, manteniendo unos buenos hábitos de descanso y alimentación, con rutinas de ejercicio, podemos obtener un buen rendimiento en la vida, sin tener que echar mano a ningún estimulante.