Si sueles hacer una compra semanal o quincenal, significa que tienes que ingeniártelas para almacenar todos los alimentos en la despensa, los armarios y el frigorífico para que aguante lo suficiente hasta el día de consumirlos. Seguramente muchos de esos productos irán directamente al congelador, y así podemos recurrir a ellos en cualquier momento sin preocuparnos tanto de que se nos pase la fecha. El problema de esto es que no todos los alimentos se pueden congelar. En algunos casos, congelarlos implica perder textura y sabor, y en otros, en contra de lo que solemos pensar, las bajas temperaturas pueden favorecer la proliferación de ciertos patógenos.
1CUIDADO CON LA CONGELACIÓN
Conservar los alimentos a temperaturas por debajo de los 0ºC es una de las técnicas más eficaces para prologar la disponibilidad de ciertos productos. Sin embargo, la congelación no destruye los patógenos, solamente impide que se multipliquen. Por el contrario, aplicar calor, sí que destruye esos microorganismos que pueden resultar dañinos para nuestra salud. La congelación detiene su desarrollo por no los aniquila, y de hecho cuando procedemos a descongelar y el alimento alcanza la temperatura ambiente, el crecimiento de los patógenos se reanuda, lo cual puede llegar a ser bastante peligroso.