La inflación galopante asola a España, a la Eurozona, a Estados Unidos y a prácticamente todo el mundo. Sin embargo, las causas que han formado esta tormenta en los precios son distintas y, por tanto, también sus consecuencias y posibles soluciones. Estados Unidos ha mostrado una gran fortaleza en el mercado laboral pese a encontrarse en una situación de recesión técnica, mientras que el consumo en los países de la Eurozona comienza a recular, según los últimos datos del PIB, como el de Francia.
El apoyo a gran escala de Pedro Sánchez podría incluso conseguir lo contrario, ya que podría apoyar la demanda mientras exista demasiado poco suministro, induciendo una mayor inflación
El elevado dato de inflación en la Eurozona se debe principalmente al componente externo de los precios energéticos, cuyo nivel lo imponen los productores y la demanda. Sin margen de decisión, el Banco Central Europeo no tiene las herramientas suficientes para poder paliar la subida del llamado ‘impuesto de los pobres’. Al contrario, Estados Unidos muestra una solidez económica fuerte, pese a encontrarse en recesión y con los precios en niveles no vistos desde hace una década. Técnicamente, la primera potencia de Occidente habría entrado en la llamada estanflación, si bien, la Reserva Federal de Estados Unidos sí puede hacer frente por los fundamentales de la economía con continuas y agresivas subidas de tipos de interés.
LAS EMPRESAS DE WALL STREET REVISAN A LA BAJA SUS PREVISIONES
De hecho, pese al segundo peor semestre desde 1937 en Bolsa, con una caída cercana al 20%, las empresas norteamericanas han mostrado con números que son capaces aún de batir las expectativas. De hecho, el 75% de ellas ha registrado cifras superiores al consenso del mercado. No obstante, el temor se avecina para el próximo año. Y es que, el 90% de ellas ha presentado revisiones en los objetivos del próximo año, abriendo así la puerta a nuevas turbulencias dentro de la recesión.
Y es que, los datos macroeconómicos fundamentales, como confianza empresarial, consumo e índices industriales muestran un grave y rápido empeoramiento respecto a los meses precedentes. La situación conlleva serios riesgos para la Eurozona, que viene de un 2021 a medio gas y que ha permitido esquivar sobre el papel la entrada en recesión, con ascensos inesperados en el PIB. En comparación con la última recesión antes de la pandemia, las economías del Viejo Continente registran peores datos.
Además, la ralentización actual está formada por otras causas muy distintas a las de 2008. Las familias y empresas no registran niveles de sobreendeudamiento, al contrario que los Estados y Gobiernos, cuya deuda pública se ha disparado con fuerza debido a las ayudas y despilfarros en mayor o menor medida. Por el momento, la recesión llama a las puertas de toda Europa, pero aún no se está traduciendo en un incremento del paro, de los pocos valores que se manifiestan después de que haya comenzado a caer la economía. En España, de hecho, el paro registrado en julio no invita ni mucho menos al optimismo al registrar su primera subida en ese mes desde julio de 2008. El Gobierno habla ya de «un cambio de paradigma», aunque mantiene el optimismo de puertas para afuera.
NINGUNA RECESIÓN ES BUENA PARA LA ECONOMÍA
Asimismo, todas las recesiones tienen este componente, un mayor número de empresas cerradas y mayor tasa desempleo. Ninguna de ellas tiene consecuencias positivas, si bien dan lecciones para evitar cometer los mismos errores una y otra vez. Por esta razón, los economistas y analistas continúan aconsejando la entrada o sobreponderar valores defensivos, como las energéticas o telecos, así como iniciar la compra de bonos de países denominados seguros, aunque teniendo en cuenta las nuevas alzas en el precio del dólar y en el euro a partir de septiembre.
El escenario sobre la inflación es cada vez más dramático. Por más medidas que se han puesto encima de la mesa, los precios no dejan de subir y consumen más rápidamente el poder adquisitivo de los hogares. «La inflación continuará muy alta en los próximos trimestres«, han asegurado desde el departamento de análisis de Rabobank. De esta forma, espera que el consumo de las familias, como ya se está notando, caiga con fuerza; mientras que el sector de los servicios aún tendrá nuevos impulsos a corto plazo debido al turismo. No obstante, la industria continúa sufriendo los atascos en la cadena de suministros y las ventas se están hundiendo. A tenor de este hecho, las matriculaciones de vehículos y las entregas de pedidos registran una senda negativa muy preocupante.
LA INFLACIÓN CONTINUARÁ ELEVADA HASTA FINAL DE AÑO EN ESPAÑA
Respecto a España, los expertos de la entidad de Países Bajos esperan una contracción entre finales de 2022 y principios de 2023 tras un aumento inesperado en el PIB del 1,1%, con alzas en el consumo de los hogares debido a la espiral inflacionista. Y es que, a su juicio, las subidas salariales no podrán mantenerse en el tiempo.
Este incremento de precios se deben principalmente a las alzas en la energía, combustible incluido, y en los alimentos, que han elevado la inflación subyacente a cotas del 6%. A su juicio, estos niveles del 10,8% podría ser el techo en los precios, pero éstos se mantendrán en niveles muy elevados después debido a las sanciones al petróleo y gas de Rusia, que encarecen el del resto de productores. En el caso de España, que importa «una pequeña parte de sus necesidades desde Rusia«, se verá afectada por «los productos derivados del petróleo y refinados en el mercado mundial».
Además, han advertido que el incremento de los alimentos y productos industriales aún no han tocado techo debido al encarecimiento del los productos energéticos y los cuellos de botella de la cadena de suministro causados por la guerra de Ucrania y los cierres de China. De esta forma, productores, agricultores y fabricantes tendrán que trasladar los precios hasta el consumidor final.
EL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ AGRAVA LA INFLACIÓN Y LA RECESIÓN
Para el banco holandés, las medidas del Gobierno de Pedro Sánchez lejos de contener la inflación la están fomentando. «El mayor impacto debería venir del tope del precio del gas». Sin embargo, no espera que esta medida tenga un fuerte impacto. De esta forma, la inflación se situará en el 8,3% en el conjunto del año y del 3,3% para el siguiente, tras haberse incrementado en un 3% este pasado 2021.
El pesimismo comenzará a infundir el pánico entre los consumidores una vez se agote el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia. «Estos ahorros no evitarán una contracción en el gasto doméstico«, han señalado. Por un lado, el golpe de la inflación es demasiado grande para hacerle frente, pero también sufrirán más las familias y hogares vulnerables.
La caída de la demanda, el aumento de los costes, el endurecimiento de las normas de crédito y el aumento de los costes de financiación obstaculizarán el progreso de las inversiones empresariales. El dinero del fondo de recuperación de la UE podría entrar en este escenario, pero la preocupación se centra en el retrasos en los pagos junto con la incertidumbre respecto al uso de estos fondos europeos. Asimismo, persistirán los cuellos de botella de suministro y los elevados precios de importaciones también limitarán su potencial.
EL PIB DE ESPAÑA, EN NEGATIVO PARA 2023, AÑO ELECTORAL
En conjunto, proyectamos que la economía española crezca lentamente en este trimestre, pero que se contraiga hacia finales del año. Esto provocará un crecimiento del PIB del 3,6% este año, muy por debajo de las previsiones del consenso de los analistas, y del -0,2% en 2023. Asimismo, han advertido de las dificultades en cuanto a la entrada exacta en recesión y la profundidad de la misma. Sin embargo, insisten en que España entrará en recesión.
¿Servirán las medidas del Gobierno? Las bajadas del IVA y otros impuestos energéticos -que no han afectado en ningún caso al combustible-, junto con la subvención de los 0,2 euros por litro de carburante, han tenido una repercusión de unos 18.000 millones de euros. Para paliar la falta de estos ingresos, el Ejecutivo ha dado luz verde a un impuestazo a la banca y a las energéticas, por un valor total de 7.400 millones de euros, y que no podrán ser trasladados al consumidor final.
LA PERJUDICIAL SUBVENCIÓN AL COMBUSTIBLE
De todas las medidas establecidas, la subvención de los precios del combustible es la más perjudicial. Tras una caída inicial cuando se introdujo la subvención el pasado 1 de abril, los precios en las gasolineras han vuelto a subir. Podría argumentarse que los precios habrían aumentado aún más sin la subvención, pero también que la subvención simplemente ha mantenido en niveles elevados a la demanda. De hecho, pese a las recientes caídas del petróleo, la gasolina y el diésel continúan en los 2 euros por litro.
En definitiva, el plan del Gobierno no evitará «un declive del poder adquisitivo de los hogares y una mayor recesión». Sencillamente, «no puede resolverse un choque de la oferta aumentando la demanda», ha explicado. De hecho, «el apoyo a gran escala podría incluso conseguir lo contrario, ya que podría apoyar la demanda mientras exista demasiado poco suministro, induciendo una mayor inflación», ha advertido.