En las noches más calurosas de verano, dormir con el ventilador encendido es un de las soluciones más frecuentes. La temperatura ideal para conciliar el sueño y poder descansar bien, debe estar por debajo de los 21 °C algo que es imposible después de toda una jornada con los termómetros rondando los 40 °C. Airear la casa por la mañana temprano y por la noche a última hora puede ayudar a bajar algún grado, pero después de muchos días de ola de calor, los hogares lo han absorbido y es obligatorio recurrir a tecnologías para aclimatar un poco el interior.
4CONGESTIÓN Y MIGRAÑA
Como apuntábamos antes, el aire seco que mueve el ventilador, puede irritar los senos para nasales, y cuando esta sequedad es intensa, entonces el organismo quiere producir un exceso de mucosidad para contrarrestar el problema. No es raro que al despertar tras una noche de ventilador, la persona se sienta congestionada y con dolor de cabeza. No es un resfriado, es producto de la sequedad del ambiente.