La cerveza es el refresco preferido por los españoles, más cuando acecha el calor y el tiempo invita a pararse al final de la tarde para disfrutar de un rato de relax con una bebida bien fría. Por no hablar del momento del aperitivo en el que la caña es una costumbre casi sagrada. Incluso en casa, para acompañar una serie, o haciendo una pausa en la terraza, nos encanta la cerveza. En los días de calor es habitual tomarse esta bebida en un vaso o una copa helada para que esté lo más fía posible.
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Aún hay otro efecto químico que las temperaturas muy bajas provocan en la cerveza, y este servirla en una copa helada puede provocar una mayor retención de CO₂. El resultado es que cada trago nos va a llenar mucho más y esto puede dejar una sensación desagradable en el estómago.