La llegada del buen tiempo tiene muchas cosas buenas, pero también nos trae algún que otro problemilla, sobre todo para nuestros pies. Después de muchos meses utilizando calzado cerrado como las botas o las zapatillas, nuestros pies se han acostumbrado a la comodidad de los calcetines, que nos protegen de las rozaduras y las ampollas que suele provocarnos el contacto directo entre el calzado y nuestra piel. Las ampollas suelen aparecer por la fricción de la piel contra el calzado, que provoca un aumento de la temperatura en la zona y la aparición de las molestas ampollas. Aunque esto puede pasar en cualquier época del año y con cualquier tipo de calzado, lo más común es que aparezcan en verano ya que no solemos llevar calcetines cuando usamos sandalias y porque con el calor es más probable que salgan.
3Lo que no debes hacer con las ampollas
Aunque cuando piensas en una ampolla una de las primeras cosas que se te va a venir a la mente sea reventarla con la ayuda de algún objeto punzante, como una aguja o un alfiler, lo cierto es que no deberías hacer esto ya que la piel que recubre las ampollas está ahí para evitar posibles infecciones. El único caso en que puedes hacerlo es si observas que esta ha crecido mucho y parece que está a punto de reventar por sí sola. En ese caso, podrás drenarla con mucho cuidado de no causarte una infección. Para ello puedes desinfectar y esterilizar bien una aguja y pinchar sobre la película que recubre la ampolla, permitiendo que el líquido vaya saliendo. Una vez hayas drenado bien toda la vesícula aplica un antiséptico con una gasa sobre la superficie de la ampolla y mantenla bien limpia. Pero antes de que esto ocurra, hay una serie de trucos que puedes seguir para evitar que te salgan. Sigue leyendo para saber cuáles son.