Poco a poco van abriendo las piscinas públicas para recibir a los bañistas deseosos de darse un chapuzón. Es una de las principales atracciones del verano, especialmente en zonas donde no hay playa. Cientos de usuarios acuden a nadar, tomar el sol, jugar en el agua o hacer un pícnic entre chapuzón y chapuzón a estos pequeños oasis urbanos. La diversión está asegurada, pero también hay que asumir ciertos riesgos, ya que se trata de áreas que pueden favorecer la transmisión de diversas infecciones.
5CONJUNTIVITIS
El cloro es un producto que usa para la desinfección de las piscinas, y si has abierto los ojos debajo del agua, habrás comprobado que puede resultas bastante irritante. Esto, unido a la exposición solar prolongada, puede generar problemas de conjuntivitis. Esta inflamación de la conjuntiva también suele producirse por un virus conocido como adenovirus, y los síntomas habituales son enrojecimiento, picor y sequedad.