Poco a poco van abriendo las piscinas públicas para recibir a los bañistas deseosos de darse un chapuzón. Es una de las principales atracciones del verano, especialmente en zonas donde no hay playa. Cientos de usuarios acuden a nadar, tomar el sol, jugar en el agua o hacer un pícnic entre chapuzón y chapuzón a estos pequeños oasis urbanos. La diversión está asegurada, pero también hay que asumir ciertos riesgos, ya que se trata de áreas que pueden favorecer la transmisión de diversas infecciones.
2FLUIDOS CONTAMINANTES EN LAS PISCINAS
Pero antes de nada, seguro que te preguntas, ¿por qué se producen infecciones en las piscinas a pesar del tratamiento de las aguas? El agua es un medio ideal para la reproducción de todo tipo de microorganismos. No hay más que dejar agua estancada y en pocos días veremos como se pone de color verde. Para evitar se utilizan productos como el bromo y el cloro, pero hay otros factores que promueven la contaminación como el orín (sí, hay personas que orinan en la piscina), el sudor, las mucosidades, o los excrementos de aves u otros animales. Si a esto le sumamos que el agua suele calentarse por los rayos del sol, ya tenemos las condiciones idóneas para que bacterias, hongos y parásitos se reproduzcan más deprisa de lo que se efectúan las tareas de higienización.