Poco a poco van abriendo las piscinas públicas para recibir a los bañistas deseosos de darse un chapuzón. Es una de las principales atracciones del verano, especialmente en zonas donde no hay playa. Cientos de usuarios acuden a nadar, tomar el sol, jugar en el agua o hacer un pícnic entre chapuzón y chapuzón a estos pequeños oasis urbanos. La diversión está asegurada, pero también hay que asumir ciertos riesgos, ya que se trata de áreas que pueden favorecer la transmisión de diversas infecciones.
1EL CLORO DE LAS PISCINAS NO EVITA EL RIESGO
Generalmente, en las piscinas públicas se realiza un mantenimiento constante y escrupuloso, con un tratamiento químico de las aguas con cloro y otros productos que eliminan los microorganismos. Sin embargo, se trata de lugares que reciben una gran afluencia de personas, y las tareas de limpieza no son garantía absoluta de que estemos totalmente libres de riesgo de vernos afectados por algún problema de salud. A continuación te explicamos cuáles son las infecciones más recurrentes que podemos contraer en la piscina.