Las abejas son imprescindibles en nuestro ecosistema de polinización y en la producción de alimentos. Ya que, aunque algunas plantas y flores realizan el proceso de polinización a través del viento, en la mayoría de los casos se necesita a las abejas y a la apicultura. Ellas llevan los granos de polen de una flor a otra y permiten el nacimiento de nuevas flores, plantas y ecosistemas.
No obstante, en los últimos años la presencia de las abejas en el mundo se ha visto muy mermada, por lo que ya aparecen en el Libro Rojo de Especies Amenazadas. Sin duda, resulta tremendamente alarmante la repercusión que podría tener la desaparición de las abejas. Debido a que su propia extinción conllevaría la de los seres humanos porque afectaría de lleno a nuestra forma de vida y a la cadena de alimentación.
«La apicultura es cada vez menos rentable a causa de los bajos precios de la miel. El balance de las últimas campañas es realmente preocupante con un descenso de la cosecha de miel que supera el 40 % y a pesar de ello los precios de venta ofertados a los apicultores están por debajo del coste de producción», ha explicado el responsable del sector apícola de COAG, Pedro Loscertales.
«El déficit de polinización es la consecuencia más grave del denominado ‘síndrome de despoblamiento apícola’»
El hecho de que las abejas ya sean una especie amenazada se debe a que el 90% de las especies de abejas del mundo ya han desaparecido como consecuencia del uso de pesticidas y la deforestación.
Las colmenas son más difíciles de mantener en condiciones óptimas a causa de las múltiples patologías, problemas ambientales y climáticos. Se necesita cada vez más dedicación y más formación, sólo para mantener vivas las colmenas. El déficit de polinización es la consecuencia más grave del denominado ‘síndrome de despoblamiento apícola’ que provoca en todo el mundo la muerte de millones de colmenas al año», ha afirmado Loscertales.
110.000 FIRMAS POR LA SUPERVIVENCIA DE LAS ABEJAS
Con motivo de que en mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas, el sector apícola de COAG ha comenzado una iniciativa para que la apicultura sea declarada ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’. Para lograr que está iniciativa llegue a buen puerto, COAG ha presentado en el ministerio de Cultura y Deporte 110.000 firmas para lograr esta causa.
«Cada vez que consumimos miel de nuestros productores estamos ayudando a la polinización de nuestros ecosistemas»
La apicultura representa un oficio milenario que es imprescindible para los distintos ecosistemas naturales y agrarios, pero que arrastra desde los últimos años una situación crítica. Loa apicultores cada vez se encuentran más problemas y ahora se ha sumado el elevado precio de los carburantes que dificultan la trashumancia de las abejas y el elevado coste del alimento de las abejas.
Por estos motivos, el sector de la apicultura reclama apoyo institucional y urgente para evitar el abandono masivo de esta actividad en nuestro país como consecuencia de las unas dificultades a las que el sector tiene que hacer frente.
En concreto, la petición de que la apicultura sea nombrada ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’, promovida por COAG, ya está en marcha.
Teniendo en cuenta que el 76% de la producción de alimentos y el 84% de las especies de plantas dependen de la polinización que realizan las abejas, se puede comprender la importancia de mantener viva la apicultura. Aunque, sobre todo en nuestro país porque España lidera el sector apícola de la UE, como principal productor de miel.
De esta forma, el papel de España como primer productor de miel en la Unión Europea es muy importante porque dispone del 14% de la producción total de la eurozona. Asimismo, el sector de la miel genera en nuestro país 60.000 puestos de trabajo.
LA APICULTURA, ‘PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD‘
La petición de la apicultura sea declarada ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’ ya ha sido trasladado a la Jefa del Área de Convenciones UNESCO del Ministerio de Cultura.
«Es necesario que las Administraciones reconozcan el valioso trabajo (empleo verde) que desempeñan los apicultores, convirtiendo su oficio en un servicio medioambiental imprescindible», ha indicado Loscertales.
«En España el beneficio en polinización, sólo en el sector agrario, se estima que supera los 4.000 millones de euros anuales. En todo el mundo ese beneficio se estima que superaría los 153.000 millones de euros al año», ha asegurado Loscertales.
Asimismo, uno de los apicultores impulsores de esta iniciativa y portavoz de COAG el Enric Simó, ha recordado que los productos apícolas pueden importarse de cualquier parte del mundo, hundiendo la economía de nuestros productores, pero no la polinización de nuestros ecosistemas. «Cada vez que consumimos miel de nuestros productores estamos ayudando a la polinización de nuestros ecosistemas», ha explicado Simó.
Según fuentes de COAG, «En estos momentos, el mundo atraviesa una crisis de polinización y la apicultura está afectada por esta situación. Sin un apoyo institucional, se acentuaría drásticamente el abandono de la profesión y pronto se notaría la falta de colmenas para asumir la polinización de cultivos y plantas silvestres».