Es una de las prácticas y costumbres más universales, que tienen que ver con el espectáculo, la vida social y nuestro modo de vida y de disfrutar. Cine y palomitas van íntimamente ligadas desde hace décadas y para muchos es obligado. Sin embargo, no solo hay personas más cinéfilas y puristas que odian en general el ruido de mandíbulas y dientes comiendo mientras se ve una película, sino que además hay estudios que concluyen que no deberías tomarlas. Veremos por qué y de paso más cosas del origen de esta costumbre tan arraigada, sobre todo en los países occidentales.
EL ORIGEN DE ESTA COSTUMBRE
En los últimos años han surgido otros snacks para acompañar una película, pero las palomitas siguen siendo el referente, aunque solo sea por el romanticismo y la costumbre. Una costumbre que la mayoría no se ha parado a pensar cuándo y por qué surgió.
Sin duda te vendrá a la mente la imagen del cine americano con los espectadores comiendo palomitas. Pues si, una vez más ahí está el origen del consumo de palomitas o popcorn, en Estados Unidos. Y fue gracias a una mujer, Julia Braden. Tuvo tanto éxito su idea de cine y palomitas, que tras empezar en cuatro o cinco cines pronto se expandió a todo el país y luego al resto del mundo.
3POR QUÉ NO COMER PALOMITAS EN EL CINE
En definitiva, descubrieron que las personas disfrutaban menos de una actividad de ocio cuando había comida alrededor, ya que disminuyen su compromiso y atención. Incluso psicológicamente tu cerebro lo asume como una actividad lúdica y no cultural, con lo que quita solemnidad al acto y resta atención.
Pero claro, los propietarios del cine no lo ven igual, ya que las doctoras Anne-Kathrin Klesse y Emily Garbinsky descubrieron que las empresas utilizan intencionalmente los alimentos para crear experiencias agradables para los clientes. El tema es si algunos van al cine para ver una película en concreto o al final les vale con disfrutar de unas buenas palomitas y de paso ver un ‘peli’.