viernes, 22 noviembre 2024

La Generalitat llena de incógnitas el impuesto para el café y el tabaco

La Generalitat de Pere Aragonès continúa siendo pionera en esquilmar los bolsillos de los consumidores bajo el pretexto de la lucha contra el cambio climático y la sostenibilidad ecológica. El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de Cataluña ha lanzado un borrador para modificar la ley de residuos e incluir una tasa de entre 0,1 y 0,2 euros en la compra de cigarrillos. La tasa podrá recuperarse siempre y cuando el fumador recicle la colilla de tabaco. La misma medida pretende trasladarse a los envases de un solo uso, las cápsulas de café y al exceso de plástico de embalaje utilizado por los supermercados.

La cantidad final aún es objeto de estudio y por ahora no se ha incluido en el borrador, según apuntan fuentes del Departamento consultadas por MERCA2. El objetivo medioambiental es evitar que las colillas acaben en los parques, playas y el mar. A nivel práctico, un fumador de dos paquetes diarios pagaría anualmente 2.920 euros más por el mismo precio del tabaco que se vende en el resto de la Península. Si el consumidor devolviera el 95% de sus cigarros -un nivel demasiado alto-, pagaría con este impuesto 146 euros anuales, el equivalente a 36 cajetillas de tabaco.

LA CONSULTA PÚBLICA DE ESTA NUEVA LEY SE PRORROGARÁ TODO EL VERANO

Con este impuesto, el Gobierno autonómico de Pere Aragonès pretende recaudar cerca de 200 millones de euros, según las mismas fuentes. Por ahora, el borrador de la nueva normativa diseñada en la Consejería dirigida por Teresa Jordà tiene aún que pasar todo el trámite administrativo autonómico antes de su aterrizaje en el Parlament. «Para principios de julio se abrirá la consulta pública«, han señalado fuentes del Departamento a este medio. Además, el plazo para este paso obligatorio se prorrogará previsiblemente durante todo el verano, más allá de los 30 días que suelen darse.

Una vez obtenidas y estudiadas todas las aportaciones, se volverá a estudiar el borrador de la normativa para adecuarlo definitivamente y llevarlo al Consejo Ejecutivo de la Generalitat. Para ello, se espera que sea durante el primer trimestre de 2023 e incluso a inicios de verano, una vez pasadas las elecciones autonómicas y municipales de mayo. A partir de ahí, se iniciará el trámite parlamentario y las negociaciones con los grupos para poder presentarlo como una ley. Esta votación será como pronto para finales del próximo año. «Lo más probable es que se apruebe de cara a 2024«, han apuntado las mismas fuentes.

Más bien parece un globo sonda porque invade competencias

La Generalitat, no obstante, no tiene aún un mecanismo articulado para cobrar estas tasas. «Ni se sabe cuánto y lo que es peor tampoco cómo», han apuntado fuentes extraoficiales consultadas sobre esta nueva normativa. De hecho, «más bien parece un globo sonda porque invade competencias«, han sostenido fuentes jurídicas. «Habrá que esperar para tener la ley en la mano, pero los tributos sobre el tabaco son única y exclusivamente competencia del Gobierno central», han sostenido.

LOS ESTANCOS, SEÑALADOS PARA RECOGER Y PAGAR EL RECICLAJE

Asimismo, tampoco se estipula de qué manera se van a reciclar estas colillas. Unas fuentes señalan directamente a los estancos, pero éstos no han recibido comunicado alguno para entablar un consenso. De hecho, algunos estancos del Área Metropolitana de Barcelona recelan de que sean ellos quienes carguen con la basura de otros. «Hay medidas higiénicas que cumplir y no podemos guardar nada que desprenda olores«, lamentan.

Teresa Jordà, consejera de la Generalitat
Teresa Jordà, consejera de la Generalitat

Además, el Govern de Aragonès pretende que sean los propios estanqueros quienes se encarguen de devolver los importes, pero tampoco se fían de que el dinero llegue a tiempo ni que sea factible. Y es que, no sólo en los estancos se vende tabaco, sino también en gasolineras, bingos, bares, restaurantes y aún en algunos hoteles.

La Generalitat, además, tampoco responde a las cuestiones relacionadas con la picaresca. Un fumador enciende los cigarros en las terrazas de bares y restaurantes -aunque este hábito podría prohibirse-, así como por la calle. Aquellos que olviden sus colillas en los ceniceros podrían engrosar las cuentas de los bares con tan sólo separar las colillas y depositarlas en una bolsa, fume o no su propietario. ¿Cómo se acreditará que son sus residuos? Otra de las dudas es cómo se contabilizarán estas colillas. ¿Va a contarlas un estanquero una a una? ¿Al peso? Respuestas hasta ahora nulas.

EL PELIGRO DE UN MERCADO NEGRO LEGAL

Sin embargo, la cuestión más importante es que elevar los precios únicamente en Cataluña desatará un mercado secundario. No pocos fumadores de Cataluña se desplazarán primero a Andorra, por cercanía, y después a Aragón o Castellón para comprar grandes cantidades y revender el mismo tabaco con el sello de la Agencia Tributaria en Cataluña, especialmente en la zona costera de Girona y Barcelona por su lejanía a otras zonas circundantes y menor precio.

«Técnicamente no es contrabando de tabaco porque se han pagado todos los impuestos», según indican las fuentes jurídicas. Comprar tabaco en Castellón y transportarlo al domicilio en Cataluña tras pagar el precio estipulado no supone delito alguno. En Andorra, el límite está fijado en dos cartones por persona, unos 400 cigarrillos. Demasiadas incógnitas para las que la Generalitat, hoy por hoy, no tiene respuesta alguna.

LOS BARES ADVIERTEN DE SUBIDAS DE PRECIO SI LES METEN EL IMPUESTO

Asimismo, el Govern quiere imponer este impuesto en las cápsulas de café. Con esta medida, todos los usuarios de bares y restaurantes se verían perjudicados debido a las cápsulas de aluminio que se utilizan para hacer el café. «Si es así, subirán los precios», han apuntado algunos bares y restaurantes que utilizan este tipo de cápsulas. De esta forma, se impondrá el IVA sobre el propio impuesto exponiendo una doble recaudación por un mismo hecho. Para los supermercados, más de lo mismo. El exceso de embalaje se trasladará irremediablemente a los consumidores, que pagarán de nuevo el IVA sobre un impuesto.

La Generalitat continúa así su senda de engordar sus maltrechas cuentas con nuevos impuestos medioambientales. Este mismo año ha establecido un nuevo impuesto a las emisiones de CO2 para el vehículo privado. Además, los consumidores pagan otros 17 impuestos propios en Cataluña.


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