Con la llegada del calor nos encanta a todos estrenar ropa y calzado nuevo. Pero nada puede arruinarnos más un día de sol, que salir de casa con unas flamantes y preciosas sandalias nuevas recién estrenadas y que al cabo de un rato comiencen a transformarse en una tortura por culpa de las rozaduras.
Y es que un dolor de pies por la rodadura del calzado no es cosa que se le pueda restar importancia, ya que ese roce se incrementa a cada paso y termina provocando heridas o ampollas realmente molestas, y que además tardarán días en curarse. ¿Cómo evitar llegar a este punto?
3USAR UN BÁLSAMO PROTECTOR
En el mercado existen bálsamos protectores en forma de stick que resultan muy prácticos para proteger la piel ante la presión del calzado. Se aplican directamente en el pie y crean una capa de cera que forma una película protectora que funciona de manera similar a una tirita, manteniendo el área protegida del roce.
Son ideales para aplicar en esos puntos problemáticos como la parte de detrás del tobillo, o en los dedos donde pueden rozar las tiras de las sandalias.