El cava español tiene un problema serio ante el auge del prosseco italiano. La solución de Freixenet para reimpulsar al sector es modificar el reglamento de la Denominación de Origen Cava con el fin de estimular la demanda, sin reducir la oferta. Sin embargo, la estrategia tiene una clara incidencia en los precios.
Sin embargo, esta alternativa tiene incidencia en el precio de la uva, una evolución que sigue con «preocupación» la líder del mercado, según apuntan fuentes de la bodega de Sant Sadurní (Barcelona) a MERCA2. Asimismo, la empresa aclara que mantiene su «máximo respeto por la calidad«.
El precio que pagan las bodegas a los productores es una de las principales cuestiones a resolver aún en el sector. De hecho, las diferentes visiones entre bodegas provocó un cisma dentro de la DO Cava y algunas bodegas salieron para conformar Corpinnat y Clàssic Penedès. Los estatutos de ambas difieren ampliamente de la DO Cava.
DIFERENCIAS EN EL PRECIO A LOS AGRICULTORES POR KILO DE UVA
En Corpinnat, por ejemplo, el precio del kilo de la uva se ha disparado más de un 7% este año, hasta los 0,75 euros por kilo frente a los 0,7 que se abonaron en la anterior campaña. La diferencia con la DO Cava es abrumadora.
En Corpinnat se abona un 87% más que en las grandes empresas del sector. Y es que, los productores en la DO Cava tan sólo abonan 0,4 euros por kilo, un precio un 17% superior al que hace un año, pero no todos los agricultores lo perciben. Y es que, los precios siguen siendo muy bajos en comparación al de otras corporaciones. En 2021 se abonó sólo 0,34 euros por kilo. El prosseco italiano abona por cada kilo de uva aún más que Corpinnat, hasta alcanzar los 0,85 euros este año, un 13% más y más del doble de la DO Cava.
Los precios en la DO Cava son tan bajos que algunos recipientes para guardar el vino cuestan más que el kilo de uva. Sin precios altos para que los agricultores puedan cubrir los costes es complicado poder despertar al mercado.
LA REGULACIÓN DE DO CAVA PERMITE A FREIXENET VENDER FUERA
El principal problema de la DO Cava es su apuesta por el bajo precio y una oferta excesiva. De hecho, Freixenet es uno de los máximos exponentes de esta premisa al sacar una marca propia con uva de Castilla-La Mancha y fuera de la DO Cava, que lo permite. En otras corporaciones bodegueras este tipo de negocio está terminantemente prohibido.
No es el único cambio por el que aboga Freixenet. En concreto, consideran crucial incrementar el número de kilos por hectárea de los 12.000 a los 15.000. Esta medida afecta directamente al agricultor, al cobrar más por hectárea pero los costes suben en la misma proporción. Además, esta forma de mover el mercado va en detrimento del precio de la uva.
En Corpinnat, el precio de la uva se fijó de tal forma que permitiera cubrir los costes con holgura, evitando así periodos inflacionistas. Según fuentes de este mercado, varios agricultores se han quejado de los bajos precios que se han abonado este año. Algunos aseguran que se llega a pagar por debajo de los 0,4 euros.
LA PROPUESTA DE FREIXENET: MÁS KILOS PARA HUNDIR LOS PRECIOS
Con los cálculos de Freixenet, estos agricultores cobrarían unos 6.000 euros por la cosecha, frente a los 4.800 euros que cobran actualmente. Mientras el papel lo aguanta todo, la realidad es más cruda. Con este excedente de uva, bajará el precio de compra.
Mientras lucha por el consenso y poder aumentar la capacidad por hectárea, la líder del mercado ha sacado de la DO Cava una marca para poder cultivarla en Castilla-La Mancha. La regulación lo permite, pero en otras asociaciones, como Corpinnat, está totalmente prohibida esta práctica. Una misma empresa no puede vender un espumoso fuera de la denominación de origen por un sencillo motivo: va contra la propia DO. Una misma bodega en la DO Cava no puede elaborar espumosos para otra denominación.
En Corpinnat se tiene que comprar la uva en un determinado territorio y no se puede utilizar la misma marca para vender espumosos de cualquier vino de otra zona. Así, por ejemplo, una bodega de esta agrupación puede elaborar un Ribera del Duero si tuviera los terrenos en la zona, pero no podría utilizar su marca. Así, Llopart sólo podría etiquetar con este nombre los vinos que genera bajo Corpinnat. Freixenet, en cambio, no tiene problemas para utilizar su marca en cualquier mercado.
PRECIOS BAJOS PARA FREIXENET FRENTE A CORPINNAT
La otra gran diferencia son los precios al consumidor. Como se ha visto, una botella de cava de Freixenet oscila sobre los 3,5 euros en el supermercado. La media por botella en Corpinnat es de unos 17,35 euros, pero las bodegas tienen total libertad para fijar los precios. Y es que, como mínimo, estos espumosos están 18 meses de crianza y con los precios de la uva es imposible vender a esos 3 euros por botella. Hacerlo supondría la quiebra de la bodega.
En Corpinnat, además, han incrementado el tiempo de crianza. El 55% de su producción se sitúa entre los 30 y 60 meses, frente al 17% de la maduración de 18 meses. El 28% de su cava sobrepasa el lustro en barrica. El volumen es de 2,3 millones, un 35% más que en 2020, frente a los más de 100 millones de Freixenet, que registró récord de ventas.
Freixenet, por contra, busca reducir el tiempo de maduración a la mitad, maximizando así márgenes y rentabilidad. Según Freixenet, la calidad no se pierde en el proceso. De hecho, ha sido premiada junto a Segura Viudas en concursos internacionales y guías de vino con cata a ciegas de reconocido prestigio. Los más recientes son los Mundis Vini, Berliner Wine Trophy, Guía Peñín, Giroví, el Concurso Mundial de Bruselas y Barcelona Rosé International Bubble Awards.