Aunque está el acertado dicho de que “hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”, lo cierto es que ya quedan pocos días sueltos, si quedan, de mal tiempo. Ya parece que la primavera meteorológica se ha asentado y el verano se huele. Sacamos nuestra ropa de buen tiempo, los pantalones cortos, chanclas, sandalias, vestidos ligeros, blusas, camisetas… Pero toca la labor que da tanta pereza del cambio de armario, guardar la ropa de invierno y poner a mano la de verano. Al ser ropa más voluminosa es una tarea que requiere su técnica y tiempo, sobre todo para que esté meses en el fondo del armario sin que se estropee y ocupando el menor espacio posible. Veamos cómo hacerlo.
5QUÉ HACER CON LOS NÓRDICOS
Sin duda es el elemento invernal que más espacio ocupa. Con más razón en este caso para optar por doblarlo bien y almacenarlo en la bolsa de plástico original. Otra alternativa si no conservas la bolsa, es empaquetarlo al vacío adquiriendo una bolsa especial para ello. El resultado es un nórdico que ocupará muy poco espacio y estará completamente libre del polvo.