Wesley D. Kremer es el ‘hombre de guerra’ de Raytheon Technologies. La compañía de defensa más grande de Estados Unidos, con ingresos por valor de 100.000 millones. El apodo le viene de su cargo como presidente de Raytheon Missiles & Defense. Una filial del grupo que cuenta con 31.000 empleados y aglutina una amplia cartera de sistemas de defensa aérea y antimisiles, armas de precisión, radares, sistemas de mando y tecnologías de defensa avanzadas. También combatió en Irak y Bosnia. Pero el Sr. Kremer se ha hecho famoso por su buen ojo como inversor, en especial, en las últimas semanas aprovechando la cruenta invasión rusa sobre Ucrania.
Así, desde principios de diciembre, momento en el que las tropas rusas empezaron a rodear las fronteras ucranianas, la compañía se ha disparado cerca de un 50% hasta alcanzar un valor de récord de 152.000 millones. Momento que aprovechó Kremer para vender hasta 15.000 títulos propios y hacer una fortuna millonaria, según los registros de Bloomberg. Ahora, la compañía transita por máximos históricos, superando la cifra alcanzada el pasado 28 de febrero, mientras que cada vez más directivos de la misma siguen al ‘Señor de la Guerra’ de Raytheon para vender miles de títulos y hacer caja.
Otro de ellos es Michael Dumais, un viejo roquero del sector de defensa, que se retirará próximamente. Pero antes de ser relevado como director de Transformación a consejero independiente vendió otras 10.000 acciones de Raytheon para asegurarse un confortable plan de pensiones. Junto a Kremer y Dumais sobresalen las ventas ejecutadas por Roy Azevedo, el número dos de la compañía y presidente del área de Inteligencia, o Kevin DaSilva, vicepresidente corporativo de Raytheon durante muchos años.
LOS TRES GIGANTES DE LOS 450.000 MILLONES
A todo ellos, además, les ha seguido una buena parte de la competencia. De hecho, los grandes ejecutivos (y otros menos importantes) han aprovechado la increíble revalorización de las tres grandes compañías de defensa de Estados Unidos, Raytheon, Lochkeed Martin y Northrop Grumman, que suman un valor en Bolsa cercano a los 450.000 millones de dólares, para colocar en el mercado decenas de miles de acciones y hacer caja en las últimas semanas. Aunque a medida que su valor bursátil continúe escalando es probable que pronto empiecen a darse nuevas colocaciones de acciones.
En Lockheed Martin, por ejemplo, hasta seis directivos con cargos importantes han decidido colocar cerca de 25.000 acciones desde que se declaró la invasión rusa. En total, suponen unos ingresos para dichos ejecutivos de unos 12 millones de dólares al ser vendidas, mientras que apenas habrían ingresado siete millones si lo hubieran hecho antes del fatídico 24 de febrero. Pero no es casualidad. Al fin y al cabo, ninguno de ellos (ni de otras compañías) ejecutaron alguna venta hasta ese día. En otras palabras, parece que la industria ya estaba esperando a ese momento para empezar a moverse.
Entre los nombres de los ejecutivos más agraciados están, por ejemplo, el de Frank John, el director de operaciones, que está al mando de una cartera de pedidos por 65.000 millones e íntimamente ligado con la industria de la guerra con relaciones con el Ejército, el Cuerpo de Marines o la Agencia de Defensa de Misiles de Estados Unidos. También el director financiero de Lockheed Martin, John Mollard, que acumula cerca de 38 años en la compañía. Entre ambos colocaron casi la mitad de las acciones vendidas por los directivos.
Pero también están el vicepresidente ejecutivo de Lockheed Martin, Gregory Ulmer, que es el responsable del área comercial de la cartera de aeronáutica. Un segmento que incluye a los aviones de combate como los F-35, F-22, F-16, C-130. Le sigue Maryainne Lavan, que ostenta también el cargo de vicepresidenta y es la directora del área legal del grupo. Por último, sobresale Stephanie Hill que es vicepresidenta ejecutiva de Rotary and Mission Systems (RMS), unas de las filiales de Lockheed Martin. En su cargo tiene contactos con clientes clave que van desde el fondo marino hasta el espacio.
DE LOCKHEED A NORTHROP, LA INDUSTRIA DE DEFENSA AMASA MILLONES CON LA VENTA DE ACCIONES
Por último, pese a que Northrop Grumman es la más pequeña de las tres, con una valoración ligeramente superior a los 70.000 millones, ni su revalorización ni sus directivos se han quedado atrás. En concreto, la compañía ha logrado una revalorización cercana al 42% desde principios de diciembre, lo que se traduce en algo más de 20.000 millones. Y en este caso también hasta seis grandes directivos han aprovechado ese enorme incremento para colocar decenas de miles de acciones en el mercado para obtener algo más de seis millones de dólares.
Mark Caylor es uno de esos directivos que más ha aprovechado la situación, además, vendiendo un gran número de acciones y logrando, a su vez, colocarlas a máximos históricos. Caylor es vicepresidente corporativo y presidente del sector Mission Systems de Northrop Grumman, tras cerca de dos décadas en la compañía, un proveedor global líder de soluciones avanzadas para clientes de defensa e inteligencia. Su objetivo es el de supervisar el desarrollo y la producción de sistemas de misión crítica a gran escala. Entre los productos de los que se encarga sobresalen: sensores, guerra electrónica, capacidad de supervivencia y redes seguras y soluciones de procesamiento desbloquean el potencial de las plataformas y sistemas para dar forma y ejecutar misiones en todos los dominios.
Pero de nuevo, Caylor no está solo. Le sigue Thomas Jones, vicepresidente corporativo y presidente del sector de Sistemas Aeronáuticos, el área de aeronaves militares del grupo. Mary Petryszyn, presidenta de Northrop Grumman Defense Systems, un cargo con el que supervisa la entrega de un amplio espectro de misiles y armas tácticas paras todos los dominios y sistemas de comando de batalla. Michael Hardesty, director de contabilidad de la compañía. Y, por último, Sheila Cheston, vicepresidenta corporativa y supervisora todos los asuntos legales de Northrop Grumman.