Cuando a principios de abril ACS, el fondo australiano GIP y el gigante Brookfield confirmaron que habían lanzado un órdago sobre Atlantia todo saltó por los aires. Primero por el tamaño, que alcanza los 17.000 millones de euros, como mínimo. En segundo lugar, porque los actores son más que reconocidos, Florentino Pérez y la familia Benetton. Pero principalmente, porque la operación escondía demasiadas aristas más allá de abalanzarse sobre Abertis. Al fin y al cabo, resultaba muy difícil creer realmente que los italianos dejarían escapar a su gallina de los huevos de oro.
UNA ACCIÓN CON SENTIDO
Ahora, una semana más tarde, sin embargo, el movimiento no para de ganar sentido. Así, el mayor accionista del grupo italiano ha terminado por pasar al ataque. La familia Benetton que está aliada con uno de los actores económicamente más poderosos del mundo como es Blackstone, estaría a punto de añadir a su apuesta a otros dos socios de la firma como GIC y el banco local Cassa di Risparmio di Torino, lo que les permitiría alcanzar el 46% de Atlantia. Con ello, les colocaría en la casilla de salida para la toma total de control que acabará con una exclusión de la Bolsa de Italia.
La familia Benetton está aliada con uno de los actores económicos más poderosos del mundo: Blackstone
Un desenlace para muchos esperado. Pero ¿a qué se debe entonces las maniobras de ACS? Probablemente a la idea de morir matando. Y es que pese a que hay muchos interrogantes todavía abiertos, también hay una certeza: la operación será mucho más cara tras la estrategia ideada por Pérez. Sin ir más lejos, los títulos de Atlantia han subido desde entonces casi un 20%, esto son apenas cinco sesiones, pero desde hace un mes el acumulado asciende casi al 50%.
ACS COMPLICA TODO: ¿VALE ATLANTIA 50.000 M€?
Y obviamente la nueva oferta de los Benetton a los accionistas no solo deberá recoger toda ese revalorización, sino que deberá incrementarla. En concreto, las últimas noticias al respecto ya hablan de un precio que rondaría los 24 euros por acción, eso supone pagar un 60% más que hace mes. También cerca de un 25% por encima del precio objetivo que le dan los bancos de inversión. Además, solo sería una oferta inicial, ya que iniciar una guerra de contraofertas con ACS podría elevar aun más ese coste hasta cifras poco atractivas, incluso para la máquina de generar recursos que es Abertis.
En concreto, las cifras que ya se están manejando suponen valorar la operación en cerca de 50.000 millones, si se incluye la deuda. En principio, el dinero nunca ha sido realmente el problema y menos cuando detrás está Blackstone. También porque hay decenas de fondos de capital privado que suspiran por activos de infraestructuras, con contratos a largo plazo e indexados a la inflación. De hecho, ese el gran valor de Abertis. Pero si ACS fuerza la máquina podría terminar por desalentar a muchos de ellos. Al fin y al cabo, los 50.000 millones con los que se juega en la actualidad no se recuperarían, por ejemplo, hasta dentro de más de 30 años con el actual flujo de dividendos.
las cifras que se manejan suponen valorar la operación en cerca de 50.000 millones de euros
Aunque hay un pequeño secreto que parece pasarse por alto, pero que está marcado en rojo en los papeles que manejan tanto los Benetton como ACS: un pago de unos 8.000 millones de euros que recibirá Atlantia próximamente. Así, el gobierno italiano obligó a la compañía a vender su participación mayoritaria en Autostrade per l’Italia, el operador italiano de autopistas de peaje, tras el derrumbe del puente Morandi en 2018. Una asociación entre Blackstone, Macquarie y el servicio postal de Italia acordó comprarlo. De ahí, por ejemplo, que el fondo estadounidense está también detrás de los Benetton.
UNA CUESTIÓN DE PULMÓN FINANCIERO
Entonces, la suma de todo ello, unos activos muy apreciados y un enorme pago pendiente, llevan a que ni uno quiera ceder (ACS) ni que otro vaya arrojar la toalla (los Benetton). La solución final puede ser, de nuevo, un pacto de no agresión que incluiría, por ejemplo, la salida de Atlantia de la Bolsa bajo el control de ambas firmas. Algo que ya pasó con Abertis hace un lustro. Ese es el escenario que más gusta a Pérez, pero también exige una feroz batalla que debe elevar el precio de la firma italiana hasta hacerla muy poco atractiva para fondos de corto recorrido temporal de inversión como Blackstone.
Para ello, la constructora española se ha asegurado tener recursos suficientes, ya sea para mejorar las ofertas de sus rivales o para afrontar un posible pago en un acuerdo. El paso clave fue la venta de su división industrial (Cobra) al grupo francés Vinci por cerca de 4.902 millones de euros, lo que supuso una plusvalía neta de unos 2.900 millones. Eso le permite, por ejemplo, mantener una ratio de deuda sobre el capital del 61% y una deuda sobre Ebitda por debajo de 2,5 veces, lo que demuestra “cómo su liquidez y balance podrían acomodar la adquisición de Atlantia”, se explica en un informe interno de Bloomberg.
DIVIDENDO DESDE ATLANTIA
Aunque hay más. Próximamente, el grupo debería recibir cerca de 600 millones extras en forma de dividendo, precisamente desde Atlantia. Además, mantiene en la caja fuerte como autocartera cerca de 700 millones más. Al final, tras años de elevado apalancamiento, ACS parece que está en mejores condiciones que nunca para intentar el asalto a la firma italiana. Y eso mismo es lo que ha percibido el mercado que ha dado crédito a esa posibilidad, lo que también explica porqué los Benetton están dispuestos a llegar tan lejos.
ACS parece que está en mejores condiciones que nunca para intentar el asalto a la firma italiana
En definitiva, que la partida parece haber hecho solo empezar. ACS pretende elevar el precio de la operación todo lo posible para buscar una salida pactada con los Benetton que le ofrezca la posibilidad de incrementar su posición. Aunque sea a un coste mayor, ya que probablemente después de hacerla se podría pagar un dividendo extraordinario con esos 8.000 millones extras que deben llegar. Por su parte, la familia italiana está adhiriendo más socios dentro del capital para impedir ese incremento de precio que desaliente a sus otros socios. Así, lo único seguro es que durante los próximos meses a cada movimiento le va a seguir otro todavía más hostil.