La promesa incumplida de Jeff Bezos (Amazon): crear su propio ejército de drones

En 2013, Jeff Bezos advirtió al mundo de que en cinco años dispondría de un ejército de drones dispuesto para entregar sus productos. Para más deleite del público que le observaba se atrevió a el tiempo en el que dicha jauría de máquinas autónomas ejecutarían su trabajo: unos 30 minutos. Ahora, casi una década después aquella revelación no puede estar más obsoleta y equivocada. Amazon no cuenta ni con su batallón de drones, ni las entregas están cerca de realizarse salvo experimentos muy controlados y ahora hay rivales que las hacen en apenas 15 minutos.

MILES DE MILLONES POR EL CAMINO

Por el camino entre el sueño de Bezos y la realidad actual son varios miles de millones de euros gastados. Y es que la predicción haya fallado totalmente no implica que no se haya intentado. Así, para tratar de hacer posible la estrafalaria idea del magnate, que se llamaría Prime Air, la compañía creó un numeroso equipo para el desarrollo del plan y puso al mando a Gur Kimchi, un ingeniero de software apasionado de la aviación, ese mismo 2013. Kimchi intentaría desarrollar el proyecto desde cero, con una idea atrevida, pero que con el tiempo se demostró poco eficaz.

Así, el primer gran problema con el que se topó el desarrollo de Prime Air fueron los tiempos. La idea de Bezos de crear una red con miles de drones que funcionan tanto al unísono en comunidad como cada uno desde cero y sin prácticamente ayuda externa ofrece flexibilidad y aporta valor en un futuro. Pero también es terriblemente lento. “Los empleados anteriores y actuales dijeron que la decisión ralentizó el desarrollo”, recoge un reportaje de Bloomberg acerca de los muchos contratiempos con los que se ha encontrado Amazon en su desarrollo.

LENTO, PERO SEGURO NO FUE LA RESPUESTA CORRECTA

Pero todo esos problemas iniciales, en parte, ya estaban contemplados. De hecho, las imágenes ofrecidas por Bezos durante su particular predicción no eran demasiado adecuados. En concreto, era idénticos a cualquier modelo comercial con una autonomía demasiado pequeña y que pueden ser zarandeados por el viento. La suma de esos detalles los hacían inviables para transportar productos más pesados y que se mantuvieran en el aire más tiempo, las dos características principales del proyecto. Así, solo el diseño inicial que debía ser mejorado próximamente incluía cerca de una veintena de prototipos.

las imágenes ofrecidas por Bezos durante su particular predicción no eran demasiado adecuados

“El trabajo era tedioso y lento”, señalan desde Bloomberg acerca de dicho avance. Y es que los drones requerían un nuevo software que permitiera que las cámaras a bordo reconocieran y reaccionaran a los obstáculos. El equipo finalmente se decidió por un dron grande que fuera capaz de transportar paquetes de hasta casi tres kilogramos, una carga útil que cubre aproximadamente el 85 % de los paquetes que entrega Amazon, la compañía de Bezos. También se trabajó en el alcance, ya que cada metro adicional que se ganase implicaba más población y más rentabilidad. Aunque lograr pasar de volar hacia arriba y hacia abajo a volar hacia delante ha sido un desafío hasta para los equipos de ingeniería de las grandes firmas de defensa.

ÚLTIMO ELEMENTO

El último elemento fue el de asegurar que los dispositivos fueran seguros. De nuevo, el enfoque inicial parecía el adecuado, al convertirlo en una prioridad. Pero termino volviéndose, una vez más, tedioso para el equipo que lo desarrollaba e inaguantable para el equipo directivo de Amazon, la empresa de Jeff Bezos. “Recuerdo incluso las reuniones de software, siempre teníamos que abrir nuestras reuniones con alguien que se ofreciera como voluntario para dar un consejo de seguridad. Definitivamente no estaban jugando rápido y suelto”, recuerda un extrabajador citado por Bloomberg. La respuesta fue el relevo de Kimchi en 2019 por David Carbon bajo la atenta mirada de uno de los hombres fuertes de Bezos: Jeff Wilke.

EL INTENTO DE RECONVERSIÓN: MÁS VELOCIDAD Y MENOS SEGURIDAD

El primero provenía del mundo de la aviación, tras una larga carrera en Boeing. El segundo era un directivo hecho así mismo, jefe del área de consumo, que contaba con el respaldo de Bezos. Y la idea conjunta fue sencilla: aligerar todos los procesos que Kimchi había ido retrasando para ir sobre terreno más seguro. Así, algunos procesos se externalizaron para ganar rapidez, mientras que en otros protocolos (como el de la seguridad) se empezaron a pasar por alto. Eso implicó una nueva carrera más agresiva (también menos segura, en todos los sentidos) para Prime Air.

“Carbon aportó disciplina y enfoque al programa. Su larga experiencia en la industria ayudó a acelerar el desarrollo y comenzó a subcontratar la producción de drones. Cerró instalaciones en Inglaterra y Francia y trasladó algunos trabajos de reconocimiento de imágenes a Costa Rica, que tiene un costo más bajo”, explican desde Bloomberg en su estudio. Una descripción del trabajo del directivo que, sin embargo, se volvió más oscura: “los empleados actuales y anteriores dijeron que no pasó mucho tiempo antes de que Carbon comenzara a anteponer la velocidad a la seguridad”.

Algunos de los drones perdieron el control durante los ensayos y uno provocó un incendio forestal

LA COMPETENCIA ACECHA A AMAZON

Desde entonces, los problemas no han dejado de aparecer. Algunos de los drones perdieron el control durante los ensayos y uno provocó un incendio forestal. También hubo choques con la Autoridad Aérea de Estados Unidos en otros procesos. “Las personas más preocupadas por la seguridad eran las que realizaban vuelos en situaciones peligrosas y las menos preocupadas por la seguridad eran las que estaban sentadas detrás de un escritorio en algún lugar”, llegó a señalar un exempleado.

A pesar de todo, los progresos también han ido llegando. En la actualidad, Amazon se ha propuesto alcanzar las 12.000 en todo 2022. Además, quiere incorporar nuevas ubicaciones de prueba para este año en College Station, Texas, y Lockeford, California. Con ello, espera comenzar a probar drones más allá de la vista de los observadores de vuelo, lo que supone un paso clave para demostrar su capacidad de volar de forma autónoma. Un plan ambicioso y vertiginoso para el que cada vez tiene menos margen.

En la actualidad, a pesar de que todavía queda mucho tiempo para que se pueda operar un sistema de drones con normalidad en una ciudad cada vez son más las firmas que están logrando importantes avances. Y no solo operar una red de drones, sino también en los tiempos de entrega, que suponía una de las grandes ventajas. Aunque todavía cuenta con la ventaja de acabar con la parte más desagradable para las compañías de comercio electrónico: pagar a otra persona para que lo reparta.