El problema del reciclaje en España viene de lejos. La gestión de Ecoembes está más que cuestionada y ahora la organización pretende escudarse en los ciudadanos para no asumir su parte de culpa. Lo hace a través de una campaña en la que afirma que un 28,6% de los residuos depositados en los contenedores de línea amarilla en España en 2020 seguían estando en el contenedor equivocado por error de los ciudadanos.
Existen varios informes que corroboran que Ecoembes no dice la verdad cuando expone los datos de reciclaje a lo largo de la geografía nacional. Uno de los más demoledores se conocía el verano pasado cuando la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) afirmaba en un informe que solo se estaría reciclando el 30% de los envases, frente al 79% que anunciaba Ecoembes.
Ahora, la organización sin ánimo de lucro que coordina el reciclaje de envases domésticos ligeros en España, quiere hacer ver que parte de la culpa del mal funcionamiento del reciclaje la tienen los españoles porque se equivocan a la hora de utilizar el contenedor amarillo.
Según el informe que desveló la OCU, lo que ocurre en numerosas ocasiones es que el consumidor compra productos con un envase aparentemente reciclable, los separa de manera correcta en el contenedor amarillo, pero al llegar a la planta recicladora ni siquiera todos los envases bien separados podrán reciclarse: sigue habiendo demasiadas barreras y, eso de que los envases son 100% reciclables sencillamente no es cierto.
Los ciudadanos, a los que se responsabiliza de reciclar mal, pagan con sus impuestos el actual sistema fallido
La culpa está repartida, ya que la presencia de sellos ecológicos y alegaciones sobre reciclabilidad en el etiquetado de un producto no garantiza que termine finalmente reciclándose. Este dato da mucho que pensar y deja con cara de tontos a quienes se preocupan seriamente de clasificar los residuos que se generan en sus hogares.
Según los datos proporcionados por Ecoembes, el 85% de los residuos en España son gestionados por entidades públicas locales mientras que el 15% restante pertenece a gestión privada como, por ejemplo, la de los aeropuertos, los centros deportivos o los festivales, entre otros.
Desde Ecoembes se reconoce que el porcentaje de materiales ‘impropios’ que se encuentran en los contenedores «mantiene un descenso continuado cada año gracias, en parte, al mayor conocimiento y compromiso ciudadano con el reciclaje».
El reciclaje es sólo un paliativo para el gran problema medioambiental que supone el plástico, no es, ni mucho menos, la solución definitiva. Además, llama poderosamente la atención que el mayor sistema integrado de gestión (SIG) de residuos es, a la vez, el mayor conglomerado de empresas emisoras de estos materiales contaminantes, algo que incurre en una contradicción perversa a la hora de confiar en su eficacia.
La gran mayoría de las empresas que más plástico utilizan forman parte de Ecoembes, por lo cual en muchas ocasiones los datos que se ofrecen a la opinión pública están en cierto modo manipulados, tal y como ha denunciado en numerosas ocasiones el colectivo ecologista Greenpeace.
EN ESPAÑA NO SE RECICLA TODO LO QUE SE PODRÍA
En España los ciudadanos se preguntan si es verdad que no se reciclan todos los plásticos que depositan en los contenedores habilitados para ello, y la realidad es que sí, es completamente cierto. El propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, reconoce que más del 40% de lo recogido en los contenedores amarillos es rechazado en las plantas de separación. Los envases de PET de colores o los de menos de 10 cm son algunos de los ejemplos de los descartes de este sistema de recogida.
Sin duda, resulta desalentador para el ciudadano conocer que, en muchos casos, sus esfuerzos por contribuir a la lucha contra el cambio climático y a la economía circular son baldíos, por culpa de un sistema que no pone todos los medios a su alcance para conseguir el éxito en la importante gestión que tiene encomendada.
Lo malo es que los ciudadanos, a los que se carga con la responsabilidad de reciclar bien y se culpabiliza en ocasiones de los fallos del sistema (como ha hecho Ecoembes), pagamos con nuestros impuestos este método de reciclaje, lo que supone mucho dinero público que va a parar a Ecoembes, sin que se consiga el beneficio deseado.
NUEVA LEY APROBADA EN EL CONGRESO
El pasado jueves 31 de marzo, se aprobó en el Congreso de los Diputados la nueva Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular. Ecoembes ha dado la bienvenida a la ley a la que califica de «tan necesaria como ambiciosa» y considera que las medidas y objetivos que incluye supondrán un «enorme desafío» para las empresas, los ciudadanos y las administraciones públicas.
Ecoembes reconoce que, para cumplir los objetivos marcados por la ley, será clave tener un marco normativo armonizado a nivel nacional, coherente con la hoja de ruta europea en materia medioambiental y claro en la asignación de responsabilidades.
Esta ley es una de las claves para impulsar la economía circular en España y ha sido incluida como una de las reformas estructurales del Plan para la Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).
Entre las muchas medidas y obligaciones que refleja esta nueva ley, en lo que se refiere al plástico, destacan el fomento de la reducción, la sensibilización, el marcado y el ecodiseño, así como el uso de instrumentos económicos como la responsabilidad ampliada del productor. Determinados productos de plástico como platos, cubiertos, o pajitas, entre otros serán restringidos.