Ramzan Kadyrov, jefe de la República de Chechenia, saltó a la fama recientemente, tras un encontronazo por redes sociales con Elon Musk. El egocéntrico empresario había retado a Vladímir Putin a un duelo uno contra uno. Un ofrecimiento que intentó ridiculizar añadiendo que solo utilizaría su mano menos utilizada, la izquierda. Una osadía que no hizo saltar a Putin, pero sí a Kadyrov, uno de sus perros de guerra, que llegó a llamar a Musk “gentil y femenina Elona”. Pero la chanza del intercambio verbal no debe hacer olvidar la despiadada y brutal reputación que tiene el líder checheno y su equipo de élite.
LOS KADYROV Y PUTIN
Su historia da muestras del tipo de personaje que es. Los Kadyrov llegaron al poder en 2003, después de que ayudarán a Putin a imponerse durante la segunda guerra chechena. Pero cuando no había pasado ni un año, Ramzan reemplazó a su padre, Akhmad, tras ser asesinado. Con apenas 27 años se consolidó en el poder reprimiendo brutalmente a sus rivales internos, gracias al apoyo de Moscú. Ahora, es un incondicional del líder ruso, a menudo luce camisetas con su cara, y uno de sus brazos armados más brutales, agresivos e impredecibles. Además, está perseguido por abusos contra los derechos humanos, incluido el secuestro, la tortura y el asesinato de chechenos LGBT
Kadyrov dirige la República de Chechenia como su feudo personal y cuenta con decenas de miles de soldados conocidos como Kadyrovtsy bajo su mando. Ahora, tras luchar en Georgia en 2008 y en el primer conflicto armado con Ucrania, en 2014, está de nuevo en territorio ucraniano preparando el asalto de Kiev. Así, apareció en un vídeo el 13 de marzo hablando con sus soldados sobre distintas tácticas de guerra. El encuentro estaba presidido por una bandera chechena adornada con una ilustración de su padre y se celebró en Hostomel, a menos de 30 kilómetro de Kiev, según el propio líder checheno.
EL TEMIDO ‘GRUPO WAGNER’ Y LOS MERCENARIOS
Pero la presencia de los Kadyrovtsy no es el único equipo especial no ruso con el que cuenta Putin. De hecho, entre las sombras se mueve un experimentado equipo de mercenarios con amplia experiencia en conflictos armados conocidos como el Grupo Wagner. Un batallón de élite que según el New York Times lleva dentro de Ucrania al menos desde finales de febrero y que tiene encomendadas misiones exclusivas dentro de la guerra. Algunas de ellas van desde tomar posiciones claves en algunas ciudades hasta la del asesinato o captura del propio presidente, Volodímir Zelenski.
“Desde una perspectiva legal, Wagner no existe”, señala Sorcha MacLeod, la encargada del grupo de trabajo sobre el uso de mercenarios de la ONU. Y es que más que un grupo paramilitar común, se trata de una red de empresas y grupos que dan cabida a un numeroso grupo de militares entrenados cuya vida es hacer la guerra en la sombra. El grupo se fundó en 2014, como una de las facciones de otro grupo paramilitar denominado Slavonic Corps creado por la empresa rusa Moran Security y que fue vencido en Siria. En concreto, el grupo de 267 profesionales de guerra reunido por Vadim Gusev y Yevgeniy Sidorov fue aplastado cerca de al-Sukhnah (en el este de Siria).
TRÁGICO DESENLACE
Pese al trágico desenlace, los paramilitares demostraron su potencial. Al fin y al cabo, los apenas 300 hombres (un número que se repite mucho en la historia militar) de Slavonic fueron capaces de poner en muchos aprietos los escuadrones sirios que contaban con hasta 6.000 efectivos. Esa valía fue recompensada más tarde con la creación de Wagner en honor al nombre de guerra de su líder, Dimitri Utkin, un exsoldado ruso adornado con tatuajes nazis. Una ideología que procesa, según los documentos que maneja la propia ONU. De hecho, esa denominación proviene del compositor favorito de Hitler.
¿CUÁNTO VALE PREPARAR UN EJÉRCITO PRIVADO DE MERCENARIOS?
Los términos económicos de los acuerdos son muy difíciles de rastrear, pero sí se pueden encontrar datos ciertamente fiables sobre el coste de los mercenarios en el Siglo XXI. Así, los 267 soldados que alistó Slavonic para su trabajo en sería firmaron un acuerdo que incluía: unos 5.000 dólares por mes. Además, de unas cláusulas de seguro especiales de 20.000 dólares por heridas graves, incluida la discapacidad, y hasta 40.000 dólares a la familia en el caso de muerte. Aquellas cifras, comparadas con las que se manejan en la actualidad, indican que se trataba de profesionales altamente cualificados.
De hecho, a medida que el volumen de mercenarios ha crecido las cifras se han reducido hasta ser menos glamurosas. Aunque han variado dependiendo de la misión que les ha llegado. Así, durante el asalto a la República Popular de Luhansk cada militar recibía 2.170 euros por dos meses de entrenamiento en el polígono de Molkino. Una vez cruzaban la frontera de Ucrania el sueldo pasaba a ser de 1.627 euros. Unos años más tarde, durante sus operaciones en Siria los guerreros de Wagner cobraron entre 3.436 euros y 7.235 euros al mes, mientras que el pago por la muerte en combate oscilaba entre los 41.000 y los 72.350 euros.
‘NAZIS VS NAZIS’, EL BATALLÓN DE AZOV ENTRA EN ESCENA
Los pagos a Wagner oscilaban en función de la experiencia y capacitación de cada militar. Un hecho que contrasta, también da una pista de la diferencia de potencia con Ucrania, con lo que cobraron en 2014 los alistados por la región invadida. En concreto, los “insurgentes” de las “repúblicas populares” de Donetsk y Luhansk apenas ganaban 217 euros al mes. Esa diferencia, junto a la de armamento especial, podría explicar la aplastante victoria rusa. Pero muchos de aquellos militares ucranianos no desaparecieron, sino que conformaron un equipo que se ha ido «elitizando» conocido como el Batallón Azov.
El grupo militar potenciado tras los incidentes bélicos en 2014 con Rusia recibe su nombre del mar que dicen defender, el Azov. Durante los últimos años, han combatido de forma oficial y no oficial con los milicianos rusos en la región entre los que se incluyen al propio Grupo Wagner. Se caracterizan por su marcada ideología nacionalista, de hecho, se ven a si mismos como la reencarnación de los Nazis en su lucha contra los ‘comunistas rusos’. «Creemos que Ucrania solo puede ser defendida por la fuerza de las armas ucranianas, no por algunas firmas en un papel», explicaba hace años ‘Khorvat’, uno de los portavoces del batallón.
La guerra está juntando en número elevado de batallones de élite que trabajan en misiones especiales. Y más que deberían llegar, ya que Rusia está alistando guerreros en el Medio Oriente para lanzar batallones de asalto en Kiev próximamente. La llegada de este tipo de tropas, con años de experiencia, puede ser un hándicap a favor. Al fin y al cabo, tras semanas de combates ni Wagner ni los Kadyrovtsys están logrando imponerse a las tropas ucranianas. Tampoco el Batallón Azov está logrando mantener a ralla a los rusos en las zonas costeras. En definitiva, por el momento hay un empate entre todas las fuerzas. Aunque quizás los mercenarios rusos han empezado a temer por el valor de los pagos, que se hacen en rublos, una vez acabe la guerra.