jueves, 21 noviembre 2024

Colau da la puntilla al delivery en Barcelona

Nuevo revés para las startups de reparto a domicilio, como Glovo y Gorillas, en Barcelona. Si la reforma laboral supuso la obligación de contratar a los repartidores, el Ayuntamiento de Barcelona busca ahora atajar el problema de las cocinas y almacenes fantasma que han proliferado por la ciudad.

Son centros de trabajo cerrados al público en general, locales comerciales ubicados en zonas estratégicas para cubrir la creciente demanda del pedido a domicilio. En los últimos meses, numerosas empresas los utilizan como almacén, o bien como cocinas industriales disfrazadas de empresas de restauración y que ocupan posiciones privilegiadas en las apps de reparto.

Estas cocinas fantasma hunden al negocio tradicional y de barrio que tanto se defiende en Barcelona. Y es que, no sólo desde la política sino también a través de los distintos gremios y asociaciones de comerciantes han rechazado este modelo. Asimismo, los vecinos también se ven afectados en su día a día por las aglomeraciones de ‘riders’ -repartidores- en las puertas de estos locales y por los vehículos mal estacionados.

COLAU EVITA ERRADICAR LAS COCINAS FANTASMA

Pero Colau no va a erradicar estas prácticas, sino que aplicará su enésima moratoria contra las empresas. Como hizo con los hoteles en la Ciudad Condal, la alcaldesa de Barcelona se propone ahora prohibir los nuevos almacenes y cocinas, permitiendo el uso a las ya instaladas.

El Consistorio carece de un registro de estos locales, pero vigilará los que conoce para evitar las aglomeraciones. En la nueva normativa se establece que los repartidores deberán esperar dentro de los los almacenes fantasma, junto a sus vehículos de transporte, como bicicletas eléctricas y patinetes. En otros casos, las motos y otros vehículos tendrán que estar correctamente estaciones para evitar a las molestias.

La medida no ha agradado a algunos vecinos, que esperaban eliminar estas prácticas al soportar fuertes olores que llegan desde las cocinas fantasma. Además, los locales comerciales tendrán que exprimirse al máximo para albergar también los utensilios de trabajo. Las dos zonas más afectadas en Barcelona por este nuevo negocio son precisamente las más empobrecidas de la ciudad, como en el barrio de Sant Martí.

glovo

Los supermercados fantasma tendrían así sus días contados en Barcelona, ya que no se podrán abrir nuevos. La medida supone un mazazo para las empresas de ‘delivery’ que tenían planes de expansión en la ciudad. Las que ya están no podrán cumplir con la promesa de los 600 segundos por reparto al no estar implantadas en toda la ciudad.

RETRASOS EN LOS REPARTOS Y UNA LICENCIA OBLIGATORIA PARA LAS COCINAS

Por otro lado, las macrococinas se situarán en las zonas industriales de la ciudad. Es decir, los repartos van a tardar más de lo esperado al no estar ya en los centros de los barrios, como hasta ahora. Así, la zona Franca de Barcelona, junto algunos polígonos situados en las cercanías de la Fira de Barcelona y la zona del Besòs serán los únicos puntos habilitados para instalar las conocidas ‘dark kitchen’.

El servicio, con estas condiciones, se deteriorará ya que será imposible llegar a las horas de la comida y cena a las viviendas debido al denso tráfico que arrastran. De hecho, en este momento, con una bicicleta el tiempo de entrega entre la Zona Franca y el centro de Barcelona ronda los 40 minutos.

Entre las nuevas condiciones para abrir una cocina, además, se encuentra la petición de una particular licencia, cuya tramitación podría alcanzar los dos años. Con todo, la promesa estrella de las aplicaciones de reparto se verá seriamente afectada.

ESTABLECIMIENTOS SIN CAMAREROS NI PÚBLICO

La medida del gobierno municipal de Colau pone en riesgo la viabilidad de estos negocios hosteleros disfrazados. Y es que, en las aplicaciones aparecen con su nombre, pero a la hora realizar una búsqueda no se encuentra ni una ubicación ni tampoco un número de teléfono real, pero las aplicaciones de pedidos a domicilio las premian situándolas entre las primeras opciones. En estos grandes fogones se prepara todo tipo de comida, desde árabe hasta japonesa, pasando por la mediterránea.

No hay camareros ni mesas en las que se pueda degustar el menú. Tampoco hay atención al público, pero su afectación al comercio tradicional es muy real. Empresas como Glovo o Delivery las utilizan para incrementar su negocio, pese a las protestas vecinales. Esta actividad ha tenido un importante crecimiento con la llegada de la pandemia del Covid-19. La falta del turismo y el teletrabajo, en cambio, ha golpeado más al pequeño bar de barrio, donde se pedían los bocadillos y menús tradicionalmente. Muchos de ellos se han negado a seguir con las aplicaciones debido a las fuertes comisiones exigidas por Glovo por estar en su app, otros se resistían por los mismos motivos.

El nuevo plan se ha aprobado a instancias de ERC, que ha contado de nuevo con el apoyo de Barcelona en Comú y el PSC. Entre los objetivos, como el de la movilidad anticoches, se encuentra realizar un «blindaje» de los barrios para evitar toda molestia, aunque los que están ya instalados se mantendrán.

COLAU SE DA UN AÑO DE TRAMITACIÓN, JUSTO ANTES DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES

Pese a no establecerse un censo, son los propios vecinos quienes dan los avisos a las autoridades. Esta es la única forma de detectarlos, según apuntan fuentes municipales. «No sabemos ni cuántos ni dónde están ubicados«, han sostenido. Las mismas aplicaciones se encargan de ocultarlos al ser una información estratégica de cara a los competidores.

Asimismo, las nuevas cocinas fantasma tendrán que tener un espacio mínimo para operar. También, como las farmacias, guardarán distancias entre ellas para evitar concentraciones.

Este plan de regulación ha comenzado en paralelo al de movilidad que pretende instaurar Colau y que tan mal ha sentado a los vecinos y comerciantes. Las congestiones del tráfico continuarán con la reforma de Vía Laietana, así como con la ampliación del tranvía, que cruzará Barcelona de Norte a Sur.

La Barcelona anticoches aplaude que se eliminen carriles en las principales calles, pero está poniendo en riesgo la viabilidad de comercios y restaurantes debido a que los principales clientes son precisamente los que vienen de fuera de Barcelona.

La tramitación del plan podría estar listo casi para las elecciones municipales, a las que Colau sopesa presentarse, y podría ser un nuevo equipo de gobierno quien se haga cargo de ejecutarlo, o por contra, de paralizar esta regulación por completo.


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