«Es una situación crítica e insostenible«. Así se ha expresado Fernando Soto, presidente de la Asociación de Empresas de Gran Consumo de Energía (AEGE), en declaraciones a MERCA2. Los altos precios del gas han obligado a paralizar numerosas plantas siderúrgicas en España, como han sido los casos de Celsa y ArcelorMittal, entre otras. Algunas empresas, como Ercros, aguantan estoicamente la producción, mientras otras como IQOXE, la única que fabrica óxido de etileno en España, ha priorizado los productos de menor consumo energético.
El Gobierno está legitimado a intervenir los precios energéticos
La industria electrointensiva está pagando 3.000 millones de euros de más a las eléctricas por esta situación, un montante que reduce aún más las inversiones y ralentizan la descarbonización en el sector, según ha apuntado Soto.
Soto había avisado de esta situación desde hace meses, pero es ahora con los actuales precios del gas, muy por encima de todas las estimaciones previstas, cuando la situación se ha vuelto insostenible para las industrias del gran consumo. Los elevados niveles de las materias energéticas se están registrando desde el verano pasado y desde la AEGE se solicitó pactar contratos con las eléctricas a «precios competitivos» con un horizonte a dos o tres años vista. Todo con el fin de poder superar la crisis que podría durar durante este año y el próximo.
El Gobierno nos dijo que las eléctricas iban a ofrecer estos contratos a precios competitivos», ha afirmado Fernando Soto. Meses después, las eléctricas continúan sin realizar las ofertas a precios competitivos, sino que las hacen con los mismos precios del mercado de futuros. «Para eso, ya nos encargamos nosotros de buscar los precios de la energía«, ha sostenido como muestra del rechazo a la propuesta de las empresas del sector.
LAS PROMESAS INCUMPLIDAS OBLIGAN A PARAR A LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA
Según Soto, las eléctricas ofrecieron públicamente precios significativamente más bajos de los actuales, como la nuclear a unos 50 euros por MWh, pero nunca se ha materializado. Por esta razón, ha pedido al Gobierno que intervenga «porque está legitimado» para ello en el mercado eléctrico. De hecho, ha considerado que Bruselas deberá tener sentido común para entrar en el mercado y modificar el cálculo de los precios.
A su juicio, se deberían sacar subastas de los diferentes tipos de energías, en vez de la actual fijación de precios marginalista, donde la más cara de todas ellas estipula el precio para el resto. Así, considera que la nuclear, hidráulica y las renovables deberían tener sus propias subastas, al margen del gas. Y es que, el 15% del total del mix energético fija el precio del 85% restante.
«Es incomprensible que las reglas de fijación de precios se sigan manteniendo con esta crisis», ha sostenido Fernando Soto. Y es que, la industria de la Europa Central, como Alemania y Francia, no sufren por estos altos precios debido a los contratos bilaterales que mantiene con las eléctricas. Por ejemplo, las empresas francesas apenas pagan 42 euros por MWh frente a los picos de 400 que llegan a registrarse en España. «Las eléctricas están repercutiendo ahora a los consumidores los precios del gas en sus facturas«, ha indicado. Por este motivo, cree que Bruselas actuará cuando las asociaciones de consumidores europeos levanten la voz.
UNA MAYOR PÉRDIDA DE COMPETITIVIDAD EN LA INDUSTRIA ESPAÑOLA
Esta situación menoscaba la competitividad de las empresas españolas, pero por ahora no se ha tomado ninguna decisión de calado, más allá de las habituales declaraciones de intención. «Mientras tengamos prácticas muy distintas a las de Francia y Alemania» continuará ocurriendo la merma de la competitividad de las empresas españolas respecto a las europeas. «Hay que establecer contratos de largo plazo» y referenciados al precio de la energía nuclear, ha sostenido. «Por qué no se ofertan precios de 65 euros por MWh», se ha preguntado Fernando Soto. Y es que, públicamente las eléctricas habían asegurado que era posible.
«Si esta situación se prolonga, las empresas tendrán que tomar decisiones para protegerse», ha indicado. Por el momento, los primeros afectados por el cierre de las plantas serían los propios empleados, aunque en función de la duración, podría trasladarse a otras empresas del sector por falta de suministro o bien disparando los precios.
PARALIZACIÓN DE LOS ALTOS HORNOS Y ACERÍAS
«Ante los altos precios de la energía eléctrica de este martes en España, Celsa Group mantiene su actividad productiva en todos sus centros de producción de producto acabado, laminación y recogida de chatarra y resto de actividades», han indicado fuentes de la compañía a este diario. Sin embargo, «está realizando paradas puntuales en sus hornos eléctricos, punto de su cadena de producción que requiere un consumo intensivo de electricidad», han apuntado. Estas medidas coinciden con las que están tomando de «forma generalizada las industrias electro intensivas en España hoy», han indicado.
«La empresa está aprovechando esta situación para realizar ahora los mantenimientos periódicos de sus hornos de arco eléctrico, trabajos que cuando se tienen que llevar a cabo conllevan también la parada de estas instalaciones», han sostenido las mismas fuentes.
Ercros, por su parte, ha modulado la producción en función de los precios horarios de la energía. Con esta medida, la química consume más energía en las franjas más baratas. La empresa dirigida por Antonio Zabalza ha superado la crisis energética actual subiendo los precios.
EN BUSCA DEL SENTIDO COMÚN EN BRUSELAS
Con todo, Fernando Soto se muestra «positivo» y espera que se tomen soluciones a corto plazo. Pero insiste en que el Gobierno «debe tomar las decisiones» si no llegan las ofertas de las eléctricas a los consumidores electrointensivos. «Si hay raciocinio y sentido común, Bruselas deberá revisar las reglas» de fijación de precios, ha sostenido.
Entre las propuestas del sector al Ministerio de Energía, dirigido por Teresa Ribera, está la drástica reducción del IVA de la factura del gas; así como la eliminación de cualquier gravamen de esta materia prima en Europa; y una menor tarifa de los peajes. Todo ello sin que el Gobierno haya tomado medida alguna por ahora para paliar estos altos precios.