Las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania y la amenaza de que se conviertan en un conflicto armado están provocando vaivenes en los mercados de valores. Mientras el mercado criptográfico liderado por Bitcoin y Ethereum continúa sufriendo y se encuentra para muchos en un ‘criptoinvierno‘, las materias primas como el petróleo, el níquel, el aluminio, la soja o el gas viven días de alzas y máximos de décadas. Una situación que ha atraído a los inversores que buscan activos en los que refugiarse en detrimento de la volatilidad que ofrecen los relacionados con la tecnología blockchain.
Mientras que las criptomonedas siguen instaladas en la tendencia bajista desde hace meses, hay materias primas que han disparado su precio en los últimos días y otras que han seguido creciendo a raíz del conflicto internacional. Así, productos como el aluminio y el níquel, que se han encarecido en los últimos meses, también han mostrado alzas ante los acontecimientos recientes. El precio de la tonelada de aluminio se sitúa rozando máximos de trece años, superando los 3.300 dólares. Por su parte, el níquel cotiza por encima de los 24.800 dólares la tonelada, habiendo marcado el pasado martes máximos de once años .
El precio de ambos metales se ha incrementado cerca de un 20% desde enero, un rumbo alcista que han mantenido en los últimos días con alzas superiores al 2,5% desde el lunes. Se trata de dos materias primas fundamentales para Rusia a nivel de producción y exportación, pues el país presidido por Vladimir Putin produce globalmente en torno al 6% y el 7% del aluminio y del níquel respectivamente. Productos a los que los inversores no pierden de vista en esta escalada bélica y las posibles sanciones que impongan tanto Estados Unidos como la Unión Europea a Rusia.
EL RALLY DE LOS CEREALES
Se trata de una subida generalizada en los mercados de materias primas, ya sean metales, energía o alimentos. Coyuntura que se ve reflejada en el Bloomberg Commodity Index, índice que recoge las cotizaciones de todos estos productos, habiéndose revalorizado desde que comenzó el año más del 15%.
De este modo, otras comodities que también han visto sus precios dispararse por el contexto internacional son los cereales. Desde el maíz hasta el trigo y la soja, las cotizaciones de los productos básicos de consumo se han incrementado exponencialmente con la escalada de tensión entre países. Así, la soja sube más de un 4% en los dos últimos días y un 25% desde enero, mientras que el trigo y el maíz hacen lo propio con ascensos similares en el mismo tiempo.
El rally que están viviendo los cereales está directamente relacionado con las tensiones por los territorios de Donetsk y Lugansk. Rusia es el mayor proveedor de trigo en el mundo y, junto con Ucrania, exporta casi una cuarta parte mundial de este cereal. Ambos países representan en torno al 29% de las exportaciones mundiales de trigo, el 19% del suministro mundial de maíz y el 80% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol. Por lo que de seguir el enfrentamiento los productos básicos de consumo podrían encarecerse aún más.
RIESGO DE AUMENTO DE LA INFLACIÓN ENERGÉTICA
Tampoco se libra el gas del alza de precios en los mercados. El precio de los futuros del gas natural europeo asciende hasta los 88 euros, habiendo incrementado su valor hasta un 22,6% en los dos últimos días. Un aumento en la materia prima como consecuencia directa de la decisión de Alemania de bloquear la certificación del polémico gasoducto Nord Stream 2, que suministra esta materia prima desde Rusia, tras la actuación del país oriental en Ucrania.
Situación complicada para Europa, y por consecuencia para España, ya que el 40% del gas que se consume en el Viejo Continente proviene de Rusia y un tercio pasa por los gasoductos que atraviesan el Ucrania. Y en este sentido también ha avanzado el precio del crudo durante los últimos meses, habiendo llegado a alcanzar máximos de 2014 en los 99 euros. Aunque el barril de Brent, de referencia europea, retrocede el miércoles hasta los 94 dólares y el West Texas se sitúa por encima de los 92 dólares, hay analistas que apuntan a que el precio del petróleo puede superar los 100 dólares en 2022.
Cabe destacar que Rusia provee el 25% del petróleo total que llega a Europa. Este repunte de las materias primas se traduce en preocupación e intranquilidad para los gobiernos de la zona euro en cuanto a los niveles de inflación. El IPC (Índice de Precios de Consumo) en enero se situó en el 5,1% y concretamente en España subió al 6,1%. Un aumento en la inflación protagonizado por el aumento de los precios de la energía comentados, pues este incremento supuso más de la mitad de la subida de la inflación.
¿CRIPTOINVIERNO?
Y en mitad de la crisis el mercado de las criptomonedas no es precisamente el que está saliendo ganador. Tras el rally alcista que hizo tocar a la criptodivisa de Satoshi Nakamoto máximos históricos en noviembre del año pasado y el posterior ‘crash’ del mercado, sigue inmerso en la tendencia bajista que ha arrastrado también a Ethereum y al resto de altcoins.
Aunque en los dos últimos días la principal criptomoneda por capitalización de mercado ha repuntado en torno al 4% y se sitúa en los 38.500 dólares, todavía se encuentra lejos de los 69.000 dólares que alcanzó el 10 de noviembre. Por su parte, Ethereum hace lo propio con alzas superiores al 5% en las dos últimas sesiones, aunque sigue lejos de los 4.500 dólares de máximos que alcanzó el año pasado.
Las tensiones bélicas habían afectado al mercado criptográfico, pero las nuevas medidas tomadas por ambos países respecto las divisas digitales les han vuelto a dar algo de empuje. De esta manera, Ucrania ha aprobado la Ley de Activos Virtuales para legalizar las criptomonedas en el país, mientras que Rusia ha hecho lo propio en materia de regulación presentando un proyecto de ley específico para este tipo de activos.
Aún así, diferentes expertos y gurús del mundo de las criptomonedas aseguran que el mercado está inmerso en un ‘criptoinvierno‘. El último en decirlo públicamente ha sido el cofundador de Ethereum Vitálik Buterin, quien ha asegurado que la bajada de precios no es mala porque permitirá ver cuáles son realmente los proyectos en los que merece la pena invertir a largo plazo.