El presidente de Puertos del Estado, Álvaro Rodríguez Dapena, ha realizado su primera visita al Puerto de Algeciras (Cádiz) desde que accediera al cargo el pasado noviembre. En su visita, ha destacado «los cerca de 300 millones de inversión pública que la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) tiene programados para 2021-2025, y a los que se sumarán las inversiones privadas, lo que permitirá seguir avanzando en el objetivo de conseguir la completa, segura y eficiente intermodalidad de sus instalaciones». Sin embargo, Rodríguez Dapena ha omitido cualquier alusión a los otros 300 millones de euros que están en juego en favor del Puerto Tánger-Med si no cambia el sistema de control de emisiones de CO2 de los buques propuesto por la UE.
Profundo conocedor de la realidad del Puerto de Algeciras, tras su paso por el Consejo de Administración de la APBA, el presidente de Puertos del Estado ha analizado la evolución de los tráficos del Estrecho en los últimos años, que siguen creciendo a un ritmo de dos dígitos, sin verse afectados en pandemia.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Portuaria de Algeciras, Gerardo Landaluce, ha hecho hincapié en que esta terminal es «un paso en la materialización del Plan Hércules, conjunto de iniciativas que tienen por objetivo impulsar las cadenas de valor regionales y el desarrollo de las relaciones comerciales con la vecindad Sur de la Unión Europa a través del puente intercontinental Europa-Africa que representa el Puerto de Algeciras».
Este plan tiene como eje principal la autopista ferroviaria Algeciras-Zaragoza que discurre por el Ramal Central de los corredores Mediterráneo y Atlántico. Precisamente Landaluce ha insistido en que «el ritmo de crecimiento de la actividad entre Algeciras y Tánger-Med hacen más urgente aún la ejecución de los proyectos que permitirán su puesta en marcha en 2024».
Pero, en una intervención un par de días antes en Madrid, durante la reunión de la Comisión de Industria de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Landaluce reiteraba su inquietud por el impacto económico que tendrá el control de las emisiones en los buques, al entrar el Puerto de Algeciras en competencia en inferioridad de condiciones con el puerto marroquí de Tánger-Med, a escasas 16 millas, en la otra orilla, pero fuera del ámbito territorial europeo.
El representante de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras, insistía en que si realmente queremos conseguir el objetivo de reducir emisiones globales «todos debemos tener las mismas reglas de juego», y criticaba que, «de la forma que la propuesta está concebida las emisiones no se reducirán mientras el daño económico y laboral a los puertos con actividad de transbordo de contenedores en el Sur de Europa será irreversible».
En la actualidad, las autoridades portuarias, junto con Puertos del Estado y la Dirección General de la Marina Mercante, están trabajando para que durante la tramitación en el Parlamento y el Consejo Europeo se establezcan enmiendas que mejoren la propuesta actual, evitando la distorsión de la libre competencia con terceros países vecinos, protegiendo la cadena logística europea y haciéndola más ambiciosa y efectiva en la consecución de sus objetivos.
LA OBSESIÓN ‘VERDE’ EUROPEA
La actividad del Puerto de Algeciras, el primer puerto de España y del Mediterráneo por tráfico de mercancías, está en juego. La ambición verde de la Unión Europea amenaza con hundir una infraestructura primordial para Europa, en beneficio del Puerto marroquí de Tánger-Med que, desde su inauguración en 2007, no ha hecho más que aumentar su negocio, gracias a millonarias inversiones públicas y privadas. El control europeo de emisiones de CO2 de los buques desviaría el 60% del transbordo del Puerto de Algeciras al hub de Tánger-Med (Marruecos).
La pérdida de la conectividad del Puerto de Algeciras afectaría a más de 1.600 empleos directos y podría suponer pérdidas de más de 300 millones de euros, a la vez que supondría una gran traba a las empresas andaluzas especialmente a la hora de importar y exportar mercancías.
Manuel Piedra, presidente de Asociación de Empresas de Servicios de la Bahía de Algeciras (AESBA), reconocía recientemente en declaraciones a MERCA2 que «el Puerto de Algeciras, al igual que otros puertos del sur de Europa, vería mermada su competitividad, pudiéndose exponer a la pérdida de hasta un 60% de su tráfico de tránsito de contenedores».
Estas medidas están integradas en la acción conjunta presentada hace unos meses por la Unión Europea bajo la denominación de Fit for 55 y, por eso, el pasado verano, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) y las asociaciones empresariales del Puerto de Algeciras, mantuvieron un encuentro con la secretaria general de la Organización de Puertos Europeos (ESPO), Isabelle Ryckbost, a la que trasladaron la preocupación existente.
Tanto desde el Puerto de Algeciras como desde ESPO quedó clara la conformidad con los objetivos climáticos del Green Deal, pero también los devastadores efectos económicos que la aplicación de la propuesta inicial tendría a este lado del Estrecho de Gibraltar.
Según Piedra, «se están proponiendo diversas medidas que deberán definirse en detalle antes de su presentación en el Parlamento Europeo. Una de ellas consistiría en que el reporte anual de emisiones de los buques no haga distinción entre determinados puertos, en función de su actividad y condición de país vecino no miembro de la Unión Europea».
MARRUECOS SE FROTA LAS MANOS
Para los puertos del sur de Europa sería dramático que se implementaran las medidas previstas para reducción de emisiones en el transporte marítimo, especialmente para el Puerto de Algeciras. Los buques que quisieran hacer escala en Algeciras tendrían que pagar por la emisión de CO2 a la atmósfera unas tasas que en otros países de fuera de la Unión Europea no deberían pagar.
Y es ahí donde entra en juego Marruecos. El reino alauita se frota las manos con la política verde de la UE, porque sus efectos hacen más competitiva a la industria, a las empresas y a las infraestructuras marroquíes. En este caso, el gran beneficiado sería el Puerto de Tánger-Med, una de las infraestructuras más importantes en la actualidad para el país norteafricano y que se encuentra a tan solo 16 millas náuticas de Algeciras.
El ETS es la iniciativa que más perjudicaría al Puerto de Algeciras en beneficio del Puerto de Tánger-Med, y pasa por la inclusión en un plazo que va desde 2023 a 2026, de los buques mercantes en el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE. El mismo sistema que se aplica a las industrias desde 2005 y al transporte aéreo desde 2012. El mismo mercado del CO2 que está siendo pasto de la especulación y que hace que suba el precio de la luz, y que muchas industrias españolas hayan tenido que hacer parones en su producción o estén pensando en cerrar porque han perdido competitividad.
Tánger-Med ya ha superado en 2021 en volumen de actividad al Puerto de Valencia, y es competencia directa del Puerto de Algeciras en el negocio del transbordo de contenedores en el Estrecho de Gibraltar. Si a la mano de obra barata que ofrece el norte de África, le unimos que Marruecos está fuera de la Unión Europa y de sus normativas, la competitividad de la infraestructura marroquí aumenta por momentos.
De hecho, desde Algeciras se mira con cierta envidia el interés que muestra el Gobierno de Marruecos por su puerto de Tánger, mientras se sufre la desidia y el ilógico desinterés del Gobierno de España por potenciar una de sus infraestructuras más importantes.
Y aquí radica principalmente la incongruencia de las medidas de la UE tal y como están pensadas, porque con las mismas, en ningún caso se evitaría la emisión de CO2 a la atmósfera de esos buques que en vez de hacer el trasbordo de contenedores en Algeciras lo hicieran en Tánger. Los buques contaminarían lo mismo, pero se ahorrarían mucho dinero por las penalizaciones a los puertos europeos frente a los de fuera de la UE. El daño al medio ambiente sería el mismo, pero el daño a la economía española sería irreversible.