El cambio en la cúpula directiva de Inditex no ha sido amistoso. Los hechos son tozudos y revelan que la salida de Pablo Isla fue turbulenta y consecuencia de una guerra soterrada que enfrentaba al directivo madrileño con el núcleo de accionistas aglutinado en torno la familia política de Amancio Ortega. Una pugna que en los mentideros de La Coruña era conocida –pero que en la capital de España pasaba desapercibida– y que ha acabado con la exitosa trayectoria de Pablo Isla en el grupo.
Lo que nadie sabia, al menos hasta ahora, es que Marta Ortega la hija del fundador y nueva presidenta del grupo textil, no deseaba coger las riendas tan pronto ni estaba preparada para la presión que supondría el nombramiento. Su vida ha dado un giro de 180 grados y no está muy contenta con su nueva situación profesional. El ascenso no ha sido deseado, sino sobrevenido.
Así lo confirman fuentes del entorno de la propia presidenta de Inditex, que señalan que en realidad el proceso de sucesión no estaba completamente diseñado y que cogió a muchos por sorpresa, comenzando por la propia hija del fundador. Aunque en el mercado se daba por hecho que tarde o temprano la menor de las hermanas Ortega cogería el bastón de mando de la empresa familiar, el nombramiento le causó sorpresa y, en un primer momento, cierta inquietud, a pesar de lo cual aceptó el cargo por imperativo paterno antes de lo previsto.
Para comprender la razón de este abrupto cambio en la dirección de la compañía hay que remontarse al año 2019, cuando el consejo de administración nombró a Carlos Crespo consejero delegado del grupo, hombre de confianza de Isla con el que pretendía impulsar la estrategia internacional de la firma. Al contrario de lo que muchos piensan, a Amancio Ortega, no le parecía bien que se abrieran tantas tiendas en países extranjeros, porque pensaba que había que poner el foco en el negocio digital, pero hasta ese momento había aceptado la visión de Isla, que es seguramente el directivo con mayor prestigio del empresariado español.
La salida de Pablo Isla no ha sido tan pactada ni tan programada como se ha hecho creer
El nombramiento de Crespo no sentó bien a la accionista de Inditex y mujer del fundador, Flora Pérez Marcote, ni a sus hermanos, Jorge y Óscar, que son directores generales de Massimo Dutti y ZARA, respectivamente. Tampoco al vicepresidente del grupo, el poderoso José Arnau, hombre que representa los intereses de Amancio y que es su mano derecha desde hace dos décadas. Este antiguo inspector de Hacienda oriundo de Lugo es el encargado de gestionar el patrimonio familiar a través de la Fundación Amancio Ortega y de Pontegadea, el family office del hombre más rico de España.
Desde entonces las aguas han estado revueltas en el máximo órgano de gobierno de Inditex, tensando una cuerda que se rompió el pasado noviembre, cuando los Marcote, junto a Arnau y el propio Ortega decidieron relevar a Crespo, ofreciéndole un puesto como responsable del área de operaciones, transformación sostenible y digital del grupo pero apartándole del puesto de CEO. Un cargo que, paradójicamente, le pone al frente de la división de comercio electrónico que quiere impulsar ahora en mayor grado la nueva Inditex.
Isla se opuso a este movimiento en la cúpula y así se lo hizo saber a Amancio Ortega. Se convocó una reunión a la que asistió también Arnau, que habló en nombre de los Marcote. Un encuentro que duró varias horas según confirman a este diario fuentes del empresariado gallego que aseguran que Isla amenazó con dimitir si Crespo no continuaba cómo consejero delegado.
Fue entonces cuando el fundador del imperio Inditex y su familia política (tutelados y respaldados por Arnau) asumieron que la ruptura era un hecho, aceptaron la dimisión de Isla y pactaron permitir a Crespo continuar en la compañía –al menos por un tiempo y con menos galones– para no anunciar el descabezamiento de la cúpula directiva, lo cual habría golpeado a la reputación de la compañía. Ahí terminó todo.
MARTA ORTEGA «NO ESTÁ CONTENTA»
La noticia cogió por sorpresa a Marta Ortega, que aunque lleva una década y media preparándose para este momento no esperaba recibir el testigo tan pronto. Según ha podido saber MERCA2 la heredera del imperio textil ha trasladado a su entorno que «no está contenta con su situación actual» y que «no tenía ningún interés en convertirse en presidenta en estos momentos», una sentimiento que se ha agudizado al comprobar cómo los inversores han castigado al grupo en Bolsa desde que se anunció el relevo en la cúpula.
Además, aunque desde la empresa se asegure que la transición está pactada y que Isla ayudará a la nueva presidenta a situarse y tomar las riendas del grupo, en el mercado hay muchas dudas sobre la capacidad de gestión del nuevo equipo directivo. Y eso es precisamente lo que está reflejando la cotización de la acción, que no remonta ni siquiera tras recibir el respaldo de bancos de inversión tan importantes como Goldman Sachs.
Marta Ortega ni quería ni tenía planificado ser presidenta. La bronca entre Isla y la familia política de Amancio Ortega ha desencadenado todo
DUDAS SOBRE LA CAPACIDAD DEL NUEVO CEO
El nuevo CEO que acompañará a Marta Ortega es Oscar García Maceiras, un recién llegado que aterrizó hace menos de un año en Inditex procedente del mundo financiero, donde realizó labores jurídicas para el Banco Santander y trabajó en la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). Carece de experiencia en el sector textil y su capacidad para definir la estrategia corporativa de la firma gallega es una gran incógnita.
La dimisión (o despido) de Isla ha provocado un tsunami en el Ibex-35, ya que se trata de un directivo muy deseado tras haber demostrado su capacidad en Inditex, compañía que factura en estos momentos un 500% más que cuando llegó y que en estos momentos es una de las líderes mundiales del sector retail. Se le considera el CEO de la década y eso explica que haya mucho revuelo en los consejos de administración de las cotizadas españolas, donde se hacen quinielas para adivinar en qué sillón se sentará el directivo madrileño.
REVUELO EN EL IBEX POR EL FUTURO DE ISLA
Con 58 años y una suculenta indemnización que ronda los 80 millones de euros (incluyendo las acciones del grupo y el plan de pensiones) Isla podría jubilarse y dedicarse a sus aficiones, pero quienes le conocen saben que seguirá al pie del cañón. El próximo abril se confirmará su salida una vez completada la transición y los rumores sobre su destino corren como la pólvora.
Algunos le sitúan en un gran banco, otros piensan que puede ser el consejero delegado deseado por BlackRock para reducir el poder de Ignacio Sánchez Galán en Iberdrola, y desde el entorno de César Alierta se insiste en que podría recalar en Telefónica, aunque este es un deseo con pocos visos de convertirse en realidad.
Pero la verdad es que por el momento nadie sabe donde aterrizará Isla, que agota sus últimas semanas en Inditex deshojando la margarita. En abril saldrá definitivamente del grupo de Arteixo y lo único que se puede afirmar taxativamente sobre su futuro es que no trabajará en el sector textil durante los próximos dos años, tras el acuerdo firmado con Inditex para garantizarse la cuantiosa indemnización.