La crisis de Ucrania está cambiando la forma de entender el mundo de mucha gente. Para muchos europeos era impensable que el viejo continente se encontrara en una situación como la actual después de lo vivido con la guerra de los Balcanes. Sin embargo en esas estamos y además, en un momento muy complicado: en pleno invierno, con una extraordinaria crisis energética y con las reservas de gas en mínimos de los últimos años. Anticipándose a lo que puede suceder, EEUU está negociando con países aliados productores de gas, para asegurar el suministro a la UE, cueste lo que cueste.
Kuwait, Qatar, Argelia o Australia pueden acabar siendo los principales suministradores de gas de la Unión Europea en el caso de que se produzca el conflicto bélico. Son países que sacarán provecho pase lo que pase, ya que si estalla la guerra ganarán mucho dinero vendiendo más gas en un mercado que antes no tenían, y si se impone la diplomacia y se evita la guerra, algunos serán tenidos en cuenta para comprar sus reservas energéticas, ya que la UE no puede permitirse seguir dependiendo tanto del gas ruso y de las ocurrencia de Vladimir Putin.
En todas las crisis siempre hay ganadores y perdedores. Ocurre con las crisis puramente económicas, donde los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Ocurre con las crisis sanitarias como la actual, donde unos pocos (laboratorios farmacéuticos o inversores) se hacen de oro y otros muchos se empobrecen perdiendo empleos, dinero y hasta la vida en muchos casos. Y pasa también en las crisis bélicas, donde siempre hay algún país y varias empresas que salen ganando y otro u otros países y millones de personas que salen perdiendo.
AUSTRALIA OFERTA SU GAS A BUEN PRECIO
Nadie quiere una guerra entre Rusia, Ucrania, EEUU y la OTAN. Pero a día de hoy la cosa está complicada. De hecho, cada día que pasa está más complicada, y un día estamos más cerca de un posible estallido de las hostilidades que el día anterior.
En esta situación, Australia ha sido el último país en ofrecer apoyo a la Unión Europea para evitar un posible desabastecimiento de gas. «Tenemos gas y esto nos pone en una posición de fortaleza para apoyar a nuestros clientes y aliados». Son algunas de las declaraciones del ministro australiano de Energía, Angus Taylor, con las que ofrece la ayuda de su país, uno de los mayores productores de gas natural licuado del mundo.
También el ministro australiano de Recursos, Keith Pitt, el mismo que en noviembre afirmaba que Australia seguiría «vendiendo carbón por décadas en el futuro» y se mostraba contrario al pacto por la descarbonización mundial, declaró en la misma rueda de prensa que si bien Europa no ha realizado «un pedido formal» de suministro de gas, «el Gobierno de Australia está dispuesto a vendérselo a precios sensatos y asequibles».
La inestabilidad energética mundial se está notando ya en las antípodas, donde los precios del gas, mucho más bajos que en Europa, están empezando a incrementarse.
¿QUÉ PASARÁ CON EL NORD STREAM 2?
Esa es una de las grandes incógnitas de toda esta situación. Ni más ni menos que 11.000 millones de euros están en juego, porque si la Unión Europea decide abrir su mercado de compra de gas a otros países, ese gasoducto podría no tener sentido, cuando realmente Rusia lo que pretende es que sustituya al Soyuz Brotherhood, que es el que pasa por Ucrania.
Alemania es encuentra en la encrucijada, y de momento lanza balones fuera. Está jugando un papel secundario en el conflicto, dejando a Francia el papel destacado como representante de la UE. Los intereses energéticos germanos chocan con sus intereses geopolíticos y sus relaciones con Rusia, con el gas de por medio, están seriamente en entredicho por su pertenencia a la OTAN y su alianza con EEUU.
De momento Alemania se ha desmarcado de enviar tropas a la zona, como sí han hecho muchos otros países de la Alianza Atlántica, entre ellos España, pero aún así ve difícil que a corto plazo pueda beneficiarse, como era su intención, de la construcción del Nord Stream 2. Pase lo que pase, aceptará las decisiones de OTAN y EEUU, aunque sea a regañadientes y teniendo que comprar el gas a países como Kuwait o Qatar, y traerlo en barcos mateneros.
PREPARÁNDOSE PARA LA GUERRA
En Ucrania, donde se están habilitando refugios antiaéreos, la población ya está preparando kits de guerra. Pequeñas maletas en las que meten productos básicos, comida y algunos enseres por si llega la invasión rusa. Muchos ciudadanos de a pie están siendo adiestrados por el ejército para que sepan cómo disparar un fusil o una ametralladora, y así poder colaborar en la defensa de su país, ante lo que pueda llegar.
Incluso en los colegios se adiestra a los niños para que se familiaricen con el armamento, y se realizan simulacros de amenazas de bomba en las escuelas para que los más pequeños sepan como actuar en el peor de los casos.
En España, Seguridad Nacional ha solicitado a cada ministerio un informe en el que se detalle como afectaría a cada uno de ellos el posible inicio de las hostilidades. La intención es contar con un plan de contingencia en el caso de que la tensión actual finalice en un conflicto armado.
La reunión de los ‘Cuatro de Normandía’ no consiguió rebajar la tensión y fue una decepción para todos los que esperaban que la diplomacia pudiera suavizar la situación. Macrón habló este viernes durante más de una hora con Putin, pero aparte de buenas palabras no se sacó nada en claro. El máximo mandatario francés le dijo a su homólogo ruso que la diplomacia debe prevalecer y recibió la respuesta de que Rusia no quiere invadir Ucrania, pero que si se ven abocados al conflicto estudiarán esa posibilidad. Es decir, más de lo mismo.
Rusía valora durante estos días la oferta de Estados Unidos, que no ha aceptado las propuestas de Putin. Pero no se muestra optimista, a pesar de que Sergei Lavrov ha vuelto a reiterar que su país no está pensando en invadir Ucrania, unas palabras que chocan frontalmente con sus actos.