Parece que momentáneamente las aguas vuelven a su cauce dentro del Consejo de Administración de Merlin Properties. Ismael Clemente ha sabido guardar su puesto tras la defensa de su guardia pretoriana, que ha decidido emular a los 300 espartanos que lucharon contra los persas. Pero esta tranquilidad podría ser la que precede a la tormenta. Y esta, según algunas fuentes del mercado, podría llegar en la próxima Junta de Accionistas que tiene prevista la compañía para el mes de mayo.
Ahora mismo la compañía ha sabido superar el golpe que le produjo en Bolsa la intención de Javier García-Carranza, presidente no ejecutivo y representante del mayor accionista de la socimi, Banco Santander, de despojarle de su puesto de consejero delegado de la cotizada del Ibex. Las diferencias entre ambos eran evidentes y saltaron por los aires en diciembre del pasado año, cuando se convocó una reunión extraordinaria con un solo punto a tratar: el plan de sucesión o cese del fundador de Merlin, Ismael Clemente.
De hecho, tras el accidentado final de año que vivió la compañía, arrancó 2022 recuperando el primer puesto como mayor inmobiliaria en Bolsa. La socimi superó a Colonial, recuperándose de las fuertes caídas que le supuso en Bolsa esta problemática, y se ha levantado gracias a cifras de doble dígito que mantienen a la compañía como uno de los grandes valores en el sector inmobiliario. Asimismo, cuenta con el apoyo de Morgan Stanley, que explica que puede ser uno de los valores clave en un entorno de inflación.
Pero todo esto puede saltar por los aires en la próxima Junta de Accionistas que tiene la compañía prevista para el próximo mes de mayo. Según informó OkDiario hace unos días, El fundador de la cotizada se está preparando de cara a la Junta de Accionistas que tiene la compañía, y en la que se espera que Santander siga intentando captar a los accionistas minoritarios para su causa. Y es que desde el sector se prevé que Santander siga en su empeño de arrebatar a Ismael Clemente la presidencia de Merlin, por lo que los encontronazos seguirán en este 2022.
La próxima Junta de Accionistas será clave para el futuro de la compañía
PROCESO DE REFORMA PARA MERLIN
Tras salvar la papeleta en el consejo que mantuvieron todas las partes implicadas, Clemente y García-Carranza emitieron un comunicado a la CNMV en el que explicaban que habían decidido «iniciar un proceso de reforma de la gobernanza, con el objetivo de mejorar la misma en interés de MERLIN y de todos sus accionistas». Pero, sin embargo, este proceso todavía no se ha concretado en hechos, ni siquiera ha trascendido la hoja de ruta que seguirá la compañía a partir de ahora.
Así pues, se da por hecho que el relevo de la compañía no sucederá en un futuro próximo, sobre todo por cómo afectaría a la cotización y a los resultados de la misma. Clemente se ha sabido erigir como líder indiscutible de Merlin. Santander pidió el cese de Clemente debido sobre todo a su gestión excesivamente personalista y su elevada remuneración. Por su parte, los directivos de Merlin firmaron ese día una carta de apoyo a su jefe y al cofundador de la empresa, Miguel Ollero. En ella decían que «Merlin no se merece comportamientos abusivos y feudales por parte de accionistas minoritarios que pretenden ejercer el control mayoritario».
Igualmente, en el comunicado remitido a la CNMV, ambas partes manifestaban «su rechazo de manera expresa al contenido de las noticias aparecidas en los distintos medios de comunicación durante los últimos días, y, en particular, aquellas descalificaciones contra determinados accionistas y consejeros de Merlin.
Así, ambos directivos firmaron una extraña paz después de algunos meses sin poder verse, y en los que las diferencias entre ambos eran evidentes. Tras el golpetazo que se dio la compañía en Bolsa, entendieron que si querían salvar a la empresa tenían que aunar fuerzas, ya que los movimientos de intento de cese de Clemente dañaron a la socimi hasta niveles no vistos antes. Más aún si como ha repetido Clemente el valor de la socimi en Bolsa está muy por debajo del valor que tiene realmente. Ahora, la cuestión sigue siendo la misma que entonces: ¿cuánto durará la extraña paz que firmaron Clemente y García-Carranza?